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Los cínicos

Una primera crítica a la filosofía de Platón la encontramos en los cínicos. Antístines (V a.C.), que también había sido discípulo de Sócrates, fue el fundador de esta escuela. Su principal discípulo, Diógenes (IV a.C.), es famoso por deambular por Atenas con un farol encendido, a plena luz del día. Cuando le preguntaban qué demonios hacía con su farol, él contestaba que estaba buscando al “hombre”, o sea, a la idea de hombre. De esta manera tan original se mofaba de la teoría de las ideas de Platón. .


(Diógenes con su farol)

También cuentan que en una ocasión Diógenes desplumó un gallo y lo paseó por Atenas para criticar las definiciones que se hacían en la Academia de Platón. Al parecer, cierto día, el resultado de las pesquisas filosóficas de la Academia había dado como resultado la definición del ser humano como un bípedo implume.

-¡He aquí el hombre de Platón! -gritaba Diógenes, mientras sostenía agarrado del cuello al gallo desplumado.

El término cínico proviene del término griego kynos, que significa “perro”. Así se les llamó porque Diógenes enseñaba en el Kynosarges, un gimnasio dedicado a este animal. Pero el nombre también se utilizó como un insulto a estos filósofos por el modo de vida perruna que llevaban, es decir, por vivir sin dar ni golpe de la caridad ajena. Los cínicos se lo tomaron a bien, pues comprendieron que, efectivamente, el modelo de vida perruna les caracterizaba perfectamente. Como los perros, los cínicos vagaban de un lado para otro, sin apenas ropa, ni casa, ni otras posesiones.



(Aquí tienes a Diógenes en su chalet preparando el farol para salir a buscar al "hombre")

Los cínicos llevaron hasta sus ultimas consecuencias la idea de austeridad socrática y rompieron con todos los convencionalismos de su época. Diógenes vivía en un tonel, vestía una simple túnica, y llevaba un cayado y un pocillo. Cuentan que Diógenes vio en una ocasión a un niño beber con las manos juntas en una fuente y, entonces, se deshizo del pocillo. ¡Fuera con todo lo superfluo! Éste era uno de sus lemas.



(Otra representación de Diógenes, supongo que con el atuendo de verano)


Otro lema era: ¡Fuera con las fronteras! En una ocasión los ciudadanos de Sinope cansados de sus boutades lo expulsaron. Entonces Diógenes dijo a los sinopeses:

– Vosotros me condenáis a irme de vuestra ciudad y yo os condeno a quedaros en ella.

Realmente ingenioso, este Diógenes.

Otra cosa que hacía Diógenes, de vez en cuando, era ponerse a la salida del teatro y cuando todos salían, él -a codazo limpio- trataba de entrar. A los que le preguntaban por lo que hacía, él les contestaba:

-Me ejercito en llevar la contraria.

Otra anécdota célebre es lo que le dijo a Alejandro Magno cuando éste se acercó a verle. Alejandro dijo: -Pídeme lo que quieras, Diógenes, y te lo concederé.


Y Diógenes contestó:

-Si no te importa quiero que te apartes y no me quites el sol.


(Alejandro y Diógenes)

En fin, todo un caso.

Mi comentario

Los cínicos me resultan unos tipos muy simpáticos y su idea de la austeridad –sin exagerar- me parece una idea muy interesante para nuestros días. También su desdén por las fronteras y ciertos convencionalismos (como la esclavitud) me parecen ideas brillantes para su época.

Lo que no veo viable es su modo de vida. O dicho con más precisión: su modo de vida no es viable para la generalidad de los ciudadanos, aunque sí lo pueda ser para unos pocos. Me explico: si todos nos dedicáramos a deambular por las calles con la pretensión de vivir de la caridad y abundancia ajenas, todos nos moriríamos de hambre. Si nadie da ni golpe, ¿qué íbamos a comer?

El cínico vive libre y sin ataduras porque otros viven sujetos y con responsabilidades. Por eso, el término cínico ha terminado por significar algo así como “caradura” o "hipócrita". ¡Yo a vivir del cuento, pero los demás a currar de lo lindo!

Esto, desde luego, no significa que muchos de sus mensajes no sean interesantes siempre que no los radicalicemos. Veámos algunos:


¡Más vida natural!

Desde luego, pero sin olvidarse de que también es imprescindible un mundo artificial (o sea civilización), porque los seres humanos no vivimos del aire, y en la naturaleza, tal y como está, moriríamos.

¡Más austeridad!


Desde luego, pero sin despreciar los bienes. A mi, la verdad, no me parece mal tener cosas siempre que las usemos con un buen fin y las aprovechemos todo lo que den de sí. Por ejemplo cómo despreciar bienes como un buen equipo de música para disfrutar de la música o un buen ordenador para poder escribir o conectarse a internet. Mientras tener cosas no lo convirtamos en un fin en si mismo y usemos de los bienes para realizarnos como personas, no creo que deban despreciarse los bienes materiales y las comodidades.


¡Más libertad!

Desde luego, pero siempre que no perjudiquemos a los demás o a nosotros mismos.


¡Muerte a los convencionalismos absurdos!

Desde luego, pero no a todos los convencionalismos, pues las normas sociales me parecen imprescindibles para que podamos convivir en libertad. La anarquía es una palabra muy bonita que esconde una trampa porque a lo que conduce, no es a una mayor libertad, sino a que los más fuertes se impongan a los débiles y eso, la verdad, no me parece humano.

Y una última cuestión: los cínicos consideraban que la familia era un convencionalismo absurdo y eso no creo que sea cierto. Tener una familia me parece de lo más natural y saludable.Solo hay que ver lo mal que lo pasan los niños que no tienen familia. Conozco algunos casos y, la verdad, no le deseo a nadie que viva sin un padre y una madre que le quieran.

También se posicionaron contra el matrimonio y defendieron el amor libre, o sea, nada de ataduras y a practicar sexo con quien caiga, como los perros. No creo que seamos perros, ni que nuestro modelo de vida tengamos que buscarlo en la vida animal. Por el contrario, me parece que la sexualidad humana es más compleja. Si se la desvincula del amor (con todo lo que implica) me parece que se la empobrece. Dicho lo cual, que cada cual viva la sexualidad que quiera, pero que luego no se queje si no encuentra en ella el amor.

Para terminar te diré que les reconozco a los cínicos una gran virtud: fueron unos magníficos publicistas. Difundieron sus ideas sin soltar rollos, o sea, las llevaron a la práctica con acciones que todos podían ver.

Platón II

¿Por qué es importante Platón?

Platón es uno de los pesos pesados de la filosofía de todos los tiempos. ¿Por qué? Pues porque introdujo en el pensamiento occidental una idea que forma parte del acerbo intelectual de occidente: es la idea de que la realidad que vemos es la consecuencia de un proyecto racional. Esta idea, combatida por Nietzsche a partir del siglo XIX, significa que hay racionalidad en el mundo y que nuestras vidas tienen un sentido.

Nada que ver, pues, con esa idea (tan de moda hoy) de que todo es producto del azar.

Además, Platón es importante porque:

1º.-Fundó una escuela propia de pensamiento, que estuvo en funcionamiento hasta que Constantino cerró las escuelas filosóficas griegas en el siglo IV d.C., es decir, unos ocho siglos.


2º.-Su filosofía fue recogida por San Agustín que la adaptó al cristianismo. Esta síntesis (el agustinismo platónico) estuvo vigente en Europa durante practicamente toda la Edad Media.

3º.-Platón fue el fundador de un idealismo "fuerte" que entiende que hay una realidad ideal que sirve de modelo a la realidad sensible que vemos y que garantiza la posibilidad de encontrar la verdad independientemente de nuestras opiniones. En esto se diferenciará del idealismo moderno para el que la única realidad que existe es la de las ideas en nuestra mente justificando así un cierto subjetivismo.


4º.-Platón, junto con Pitágoras, es el responsable de la introducción en la filosofía occidental de la noción de espíritu (alma) frente a la idea de materia, dominante en la filosofía presocrática. Además Platón nos ofreció una serie de argumentos racionales sobre la inmortalidad del alma.


5º.-Su idea de que la verdad deriva de la razón y de que disponemos de un conocimiento innato influirá posteriormente en el racionalismo moderno.


6º.-Platón dejó planteadas las eternas preguntas de la filosofía. Quiso saber no sólo de qué está hecho el cosmos (su causa material), sino también quién lo había hecho (su causa eficiente), según qué modelo (su causa formal) y, lo que quizá es más importante, para qué habían sido hechas todas las cosas, incluido el ser humano (su causa final).


7º.-Entendió que la finalidad de algo es precisamente la realización de la idea o modelo (la esencia o forma). Tal explicación (que reaparece en Aristóteles) sigue contando con muchos partidarios que ven en esa realización de la propia naturaleza un criterio seguro para saber lo que está bien y lo que está mal.


8º.- Otro de los méritos de Platón, se esté o no de acuerdo con su explicación, es el haber ofrecido una primera explicación del comportamiento humano con su teoría de las partes de alma, de la que se desprende la idea, aún compartida, de que el ser humano será mejor si utiliza su razón y, finalmente, haber insistido en la necesidad de la educación para lograr erradicar el mal.


9º.-Si bien, algunos autores como K.R.Popper, han criticado su totalitarismo político, su posicionamiento contra la democracia y sus valores de igualdad y libertad, y su racismo -contenido en su programa eugenésico-, también hay que valorar, como lo hace H. M. Hare, su bienintencionada búsqueda de la Justicia y del Bien, y la idea recurrente de que el gobernante no debe buscar su propio interés utilizando el poder político para enriquecerse, sino que ha de entender su tarea como un servicio a la sociedad: el éxito y la ambición personal no han de ser lo más importante, sino el bien de los demás.

Mi comentario

Creo que Platón fue un filósofo genial y un magnífico escritor. Entre sus méritos filosóficos yo destacaría tres:
1.-Platón siempre trató de razonar sus hipótesis filosóficas. Todo lo que afirma, por inverosímil que nos pueda parecer, lo dice porque encuentra razones para decirlo. Muchas de estas razones me parecen de sentido común. Por ejemplo la idea de que debe haber un proyecto de Universo y alguien que lo haya hecho. Del mismo modo que algo organizado -como un rotulador- es la consecuencia de un proyecto y de alguien que lo hace (además de los materiales), el Universo y los organismos vivos que contienen (que son algo organizado) han de ser la consecuencia de un proyecto (un Gran proyecto) y de alguien que lo lleve a cabo (un Alguien bastante poderoso).
2.- Su idea de que existe el espiritu, o sea, el alma y su intento de demostrar su inmortalidad. Esto significa que los seres humanos somos algo más que un cuerpo y que aspiramos a algo más que satisfacer nuestros instintos y deseos.
3.- También es interesante la recomendación platónica de que sea la razón la que guíe al ser humano. Esta idea de que seremos mejores si conseguimos equilibrar nuestras tendencias irascible y concupiscible, me parece una verdad como un templo.


Junto con estas luces de su filosofía, encuentro algunas sombras. Yo señalaría tres:

La unión accidental entre el alma y el cuerpo que plantea Platón para explicar la naturaleza humana puede conducir a una concepción peyorativa del cuerpo humano y, lo queramos o no, los seres humanos también somos un cuerpo. Dicho de otro modo: los seres humanos somos una realidad compleja en la que el espíritu está presente, pero a través de un cuerpo. Por eso, si yo pudiera elegir un destino inmortal para mí, no elegiría ser un espíritu por los siglos de los siglos, sino volver a vivir con mi cuerpo (o mejor dicho con mi espíritu encarnado en mi cuerpo).

No me agrada nada ese diseño utópico de una Polis perfecta, gobernada por unos sabios filósofos que consiguen imponer el bien en la sociedad, aunque para ello tengan que mentir o programar los enlaces matrimoniales para que no nazcan los malos. Ya sé que estas ideas las plantea Platón coo hipótesis y que su intención era en el fondo buena. Pero creo que Platón se olvida de la libertad del individuo y de que hay muchas formas buenas de organizar el Estado.

Esa armonía social que propone Platón me parece demasiado estricta. Y, aunque un cierto sentido de colaboración entre los ciudadanos y un cierto orden es necesario, no se puede cercenar la libertad del individuo completamente en aras del colectivo. En mi opinión hay un ámbito privado en el que el Estado no tiene derecho a inmiscuirse, ni con la excusa de lograr el bien. Este ha sido el error de todos los totalitarismos y, por eso, Platón se equivoca cuando prefiere la sofocracia a la democracia. O sea, un sistema paternalista (la sofocracia)en el que el ciudadano nunca llega a adquirir la mayoría de edad porque debe limitarse a obedecer, a un sistema (la democracia) en el que es el ciudadano el que decide.


Platón creía que si conseguía una sociedad justa, el hombre sería bueno. No niego que las injusticias sociales puedan conducir al mal (a la delincuencia, por ejemplo), pero creo que el ser humano puede (y debe) ser bueno independientemente y a pesar de las malas circunstancias sociales. Dicho en otros términos: ser bueno o malo depende de la libertad de cada uno, sin que esto signifique que las malas circunstancias no puedan atenuar, en ocasiones, la responsabilidad por nuestros actos.

Es curioso que Marx siglos después dijera lo mismo que Platón: si construímos una sociedad justa erradicaremos el mal del ser humano. No creo que eso sea verdad. Ni en las sociedades comunistas, ni en las opulentas sociedades capitalistas, se ha erradicado el mal. ¿Por qué? Pues porque el hombre sigue siendo un ser libre y el dinero no lo es todo.

Afortunadamente.

Aristóteles (II)
¿Por qué es importante Aristóteles?
Aristóteles fundó el Liceo, al amparo y protección de las autoridades macedonas. Esta institución se convirtió, junto con la Akademia de Platón, en una de las grandes escuelas de la Antigüedad y estuvo en funcionamiento hasta el siglo V.

(Esta es la efigie de Alejandro Magno, el intrépido y aguerrido discípulo de Aristóteles que, la verdad sea dicha, no le hizo mucho caso a su maestro en cuestiones políticas, porque Aristóteles amaba la Polis y Alejandro terminó con su autonomía y las sometió a su Imperio)

El aristotelismo fue inicialmente rechazado por los filósofos cristianos medievales que estaban más bien en la órbita del agustinismo platónico. Afirmaciones aristotélicas como la corruptibilidad del alma o la eternidad del mundo no casaban bien con los postulados del cristianismo. Pero Santo Tomás de Aquino en el Sg.XIII supo ver en Aristóteles un modelo de pensamiento que, debidamente modificado y completado, podía resultar compatible con el cristianismo.

La filosofía de Aristóteles contenía una serie de elementos que permitían justificar la existencia de un mundo trascendente, como la demostración física de la existencia de un primer motor inmóvil que todo lo mueve, que es a su vez Forma Pura y pretensión de perfección de toda realidad, que fácilmente se podía identificar con Dios.

Santo Tomás adoptó también su ética de la virtud y participó de la idea aristótelica de que el bien de un ser vivo está en el desarrollo virtuoso de su naturaleza. De este planteamiento surgió la idea tomista de la existencia de una Ley Natural común a todos los seres humanos. Esta idea es el fundamento de la teoria de los derechos naturales (iusnaturalismo), desarrollada durante la Época Moderna, y que tuvo su máxima realización en las declaraciones de los Derechos Humanos que se promulgaron a partir de la Revolución Francesa.

Aristóteles fue considerado una autoridad científica durante la Época Moderna hasta que en los siglos XVI y XVII su física y su cosmología fueron criticadas por Descartes y Galileo que rechazaron su visión esencialista y teleológica de la realidad física y la sustituyeron por una visión mecanicista. En la naturaleza no hay esencias y finalidades, sino leyes necesarias y fuerzas físicas que explican todos los sucesos.

Finalmente su idea de que todo conocimiento se inicia en la experiencia está presente en los empiristas ingleses del Sg XVII, como Locke y Hume, si bien éstos rechazaron su teoría de la abstracción de las esencias, proponiendo la generalización inductiva como método de alcanzar verdades de validez más bien probable y no universal.

¿Qué nos queda de la filosofía de Aristóteles?


Aunque la Física y la Cosmología aristotélicas se han visto superadas por los descubrimientos de la Ciencia Moderna, Aristóteles todavía puede enseñarnos muchas cosas. Voy a señalarte algunas:

1º. Aristóteles definió como nadie lo que significa explicar algo en su totalidad y constituye el objetivo final del filósofo. Entender algo es conocer cuál es su causa material (de qué está hecho), su causa eficiente (quién lo ha hecho), su causa formal (según qué modelo) y su causa final (para qué ha sido hecho). ¿Por qué esto resulta hoy interesante?Pues porque es posible que hayamos reducdo en exceso nuestras ambiciones intelectuales. Tengo la impresión de que sabemos algo de las causas materiales del Universo, incluso algo de su estructura o causa formal y de las llamadas causas eficientes "segundas" que actúan en la naturaleza, pero parece que hemos renunciado a saber algo de su causa eficiente última y de su causa final.



(Piensa en el Universo. Los científicos saben algo sobre el material o materiales del que está hecho, algo sobre su estructura, algo de cómo pudo haberse formado y algo sobre las fuerzas que actúan en él, pero desconocen completamente si hay alguien detrás de su producción y no tienen ni idea del para qué. Ya sé que este terreno le está vedado a la Ciencia desde la Época Moderna, pero convendrás conmigo que nuestro conocimiento no será completo y satisfactorio hasta que no tengamos una respuesta a todas las preguntas.)

2ª. Otra idea que me parece fantástica de Aristóteles es la de que hay una esencia o naturaleza en cada cosa que explica el fin propio de esa cosa. Cierto que la filosofía Moderna puso en duda la posibilidad de conocer las esencias. Pero, que yo sepa, el hecho de que no podamos acceder a las esencias no quiere decir que no haya algo en cada ser que determina su desarrollo futuro.

Hoy no hablamos de esencias, pero sí de códigos genéticos. Y yo me regunto: ¿qué es un código genético sino el programa de desarrollo de un ser vivo? Y, ¿no es éste, en cierto modo, el concepto aristotélico de la esencia: un programa de desarrollo que explica que un embrión de lagartaija no sea igual que un embrión de ser humano? Me temo que si Aristóteles hubiera conocido los avances actuales de la Biología, hubiera visto en ese ADN una prueba de que hay una esencia en cada ser vivo, que le hace ser lo que es y no otra cosa, que explica el desenvolvimiento de ese ser.




(Aquí tienes un dibujo que trata de representar el ADN, dónde se contiene el código genético, es decir, el conjunto de instrucciones que dirigen el desarrollo de un ser vivo y que determinan su naturaleza. Lo curioso del ADN es que no hay dos completamente iguales y aún así podemos distinguir claramente los ADN de los diferentes seres vivos por una serie de rasgos comunes que se dan en cada especie. Eso común nos permite distinguir entre naturalezas y puede servirnos de guía para establecer la naturaleza propia de cada ser: lo que tiene de común y lo que le distingue. Y hay otra cosa curiosa: el ADN de un ser vivo se mantiene invariable durante toda su vida, es esta invariabilidad la que nos permitiría hablar de una naturaleza fija.)

Cierto que estas esencias pueden cambiar en la descendencia de los seres vivos como el evolucionismo ha descubierto, pero cierto también que mientras no hay cambios evolutivos las esencias son fijas. Si entendiéramos bien esto, muchos de los inconvenientes que se le ponen al naturalismo ético (a la idea de la naturaleza como guía ética) desaparecerían. La naturaleza de algo es una buena guía ética porque ese algo tiene una naturaleza determinada y fija (mientras no cambie). O sea que mientras tengamos una determinada configuración genética el cianuro nos seguirá haciendo daño y, por eso, no será bueno ingerirlo.
No sé si consigo expresar bien esta idea. Volveré sobre ella en otra ocasión, pues aunque no te lo parezca es una idea que ha dado lugar a muchas discusiones y de la que depende la solución de muchos problemas éticos.

3ª. Su insistencia en descubrir causas finales en todo puede ser útil para descubrir criterios para aplicar a nuestras instituciones y, en general, a la vida práctica. Y así preguntarse siempre por el fin propio (natural) de cualquier cosa, no deja de ser un criterio bastante seguro y objetivo para averiguar lo que está bien o mal. ¿Qué se debe hacer, por ejemplo, en un centro docente? Preguntémonos cuál es el fin propio de un centro docente y averiguaremos fácilmente lo que está bien y lo que está mal. Descubriremos que un colegio o un instituto no es una cafetería y que, por tanto, no está bien estar todo el día habla que te habla en clase. Averiguaremos que tampoco es una discoteca y que, por tanto, no es recomendable estar todo el día con los cascos puestos escuchando a Melendi. En fin, sentido común, que como dice el refrán es, lamentablemente, el menos común de los sentidos.
4º. La ética aristotélica es de un sentido común aplastante y sigue siendo útil en nuestros días. Su criterio del término medio es muy adecuado para saber manejarse en un mundo en el que es fácil caer en los excesos. También su idea de desarrollar todas nuestras capacidades naturales conforme a virtud es muy valiosa. Significa que no somos animales y que, por ello, nuestra felicidad no estará sólo en desarrollar nuestras capacidades biológicas conforme a virtud, sino también nuestras capacidades intelectivas. O sea que, si queremos ser seres humanos completos, también hay que cultivar el espíritu. Un mensaje, me parece a mí, de lo más pertinente para gran parte de la juventud de hoy, siempre inclinada a reducir la felicidad a las satisfacciones biológicas.
La única cuestión que queda un poco en el aire en la ética de Aristóteles es, en mi opinión, la siguiente: ¿Qué pasa si, a pesar de nuestros esfuerzos y de actuar virtuosamente, nos sobreviene una desgracia? ¿Qué pasa si una enfermedad, por ejemplo, nos impide desarrollar nuestras capacidades naturales? ¿Tenemos, entonces, que renunciar a la felicidad? La respuesta aristotélica es: "mala suerte, chico". O sea, que la felicidad no está completamente en nuestras manos y que, además, hace falta un poco de suerte.
No sé, no me convence. La felicidad ha de ser posible a pesar de las desgracias. Han de tener algún sentido y debe haber alguna forma de vencerlas de modo que no nos amarguen la vida totalmente. Más adelante, el estoicismo y el cristianismo tratarán de dar respuesta a estos interrogantes y salvar la felicidad humana, a pesar de que nos sobrevengan desgracias. Los estoicos hablarán de que todo es para bien dentro de un orden prefijado y necesario y el cristianismo hablará de una salvación tras la muerte. Pero de estos dos proyectos éticos te hablaré otro día.
Aquí lo dejo no sea que se sobrecaliente mi cerebro y tenga que estar una semana de baja.

Adiós.

Aristóteles (I)


Fue el principal discípulo de Platón y, al mismo tiempo, su más significado crítico.

"Soy amigo de Platón, pero soy más amigo de la verdad", dijo para dejar claras sus intenciones.

Este filósofo, nacido en Stagira (Macedonia), fue preceptor de Alejandro Magno. Por esta relación fue considerado en Atenas un pro-macedón. Esta circunstancia le obligó a abandonar Atenas en una ocasión, aún a pesar de su posicionamiento intelectual en favor de la Polis y su autonomía. Cuando la demagogia se apodera de la ciudad lo mejor es salir por piernas. El pueblo, en estas situaciones, no entra en exquisiteces intelectuales ni hace distinciones filosóficas. Y Aristóteles se marchó, hasta que se calmaran los ánimos, “para que no se cometiera un segundo asesinato contra la filosofía”, según dejó escrito.

A continuación te ofrezco un resumen de sus ideas filosóficas principales.

El problema del conocimiento y de la Ciencia

Aristóteles desarrolló sus estudios superiores en la Akademia de Platón, pero también fue instruido en Medicina por su padre, que fue médico en la corte macedona. Este hecho es fundamental para comprender la principal convicción de la filosofía aristotélica que, en mi opinión, es la siguiente:

El conocimiento aportado por los sentidos tiene alguna validez y puede lograrnos un conocimiento seguro.

Un ejemplo de esto lo tenía Aristóteles en la práctica médica. ¿Qué hace un médico para curar a un enfermo? Lo primero es identificar la enfermedad. Para ello debe fijarse en los síntomas que presenta el paciente y saber reconocer la presencia de una enfermedad. Luego debe aplicar los remedios que han funcionado en otros pacientes con la misma enfermedad. Su saber está basado en la experiencia y en la páctica médica. Si acierta a descubrir la enfermedad (en base a los síntomas que observa) y aplica los remedios que ya han funcionado en otras ocasiones similares, curará al enfermo. La conclusión de todo esto es que el conocimiento proporcionado por la experiencia de nuestros sentidos tiene un gran valor y puede lograrnos verdades seguras sobre el mundo que nos rodea.

Aristóteles reflexionó sobre cómo conocemos los seres humanos. El proceso que seguimos es el siguiente: El conocimiento humano comienza con la experiencia sensible. Después se forma una imagen en la que se reúnen todos los datos de los sentidos. Sobre esta imagen del objeto conocido actúa el entendimiento que es capaz de abstraer la esencia de la cosa y formar una idea o concepto universal. Esta capacidad de abstracción le parecía a Aristóteles algo sorprendente y casi divino, porque el entendimiento consigue dejar a un lado aspectos accidentales del objeto conocido y se queda con lo esencial. Por ejemplo: vemos diversos árboles, de distintos tamaños y formas y -a pesar de esta variedad- el entendimiento se queda con lo esencial y elabora la idea de árbol. Por eso, para Aristóteles, el conocimiento es "la posesión intencional de la forma o esencia del objeto conocido". La Ciencia será, precisamente, el conocimiento de estos conceptos universales, es decir, un conocimiento de las esencias. De modo que para Aristóteles no es necesario -como sí lo era para Platón- postular la existencia de un Mundo de Ideas dónde están las Ideas de todas las cosas. Las Ideas son la esencia de las cosas y están en las cosas realizadas y en nuestra mente de forma intencional.

Eso es todo.

El problema de la realidad

Para Aristóteles no existe un mundo de Ideas distinto de este mundo sensible. No es necesario postular la existencia de este mundo porque las ideas están realizadas en las cosas mismas (son su esencia) y en nuestro entendimiento como ideas o conceptos universales.


(Aquí tienes a Platón y a Aristóteles en una magnífica pintura de Rafael. Platón señala con su mano hacia arriba y Aristóteles hacia abajo en clara alusión a su diferente concepto acerca de la verdadera realidad: el mundo de las Ideas para Platón y este mundo sensible para Aristóteles.)

Si no existe un Mundo de Ideas, ¿qué realidades existen?

Aristóteles parte de su experiencia sensible y nos habla de la existencia de dos mundos claramente distintos:

a.El mundo sublunar que es el mundo en el que nosotros habitamos en el que cabe distinguir el reino de lo inorgánico y el reino de lo orgánico en el que hay tres tipos de seres: los vegetales, los animales y el ser humano.
b.El mundo supralunar que es el mundo de los astros o estrellas fijas compuestas de un material especial incorruptible.

Pero, además, Aristóteles nos habla de un Motor Inmóvil que mueve el Universo, sin moverse él mismo, por atracción. La existencia de este Ser se desprende de la necesidad de que exista una causa que mueva el Universo, pues todo lo que se mueve ha de ser movido por otro. Este Ser lo concibe Aristóteles como el ser más perfecto de los existentes, Acto Puro o Forma Pura, sin composición de materia, inteligente, que en su perfección solo se conoce a sí mismo.

La teoria hylemórfica

Todas las cosas del Universo (excepto el Motor Inmóvil) se componen de materia (hyle) y forma (morphé). La forma es el principio según el cual está organizada una realidad. Puede ser sustancial (si cambia, cambia la cosa) o accidental (si cambia, permanece la misma cosa pero varia alguna cualidad). La forma es la esencia de la cosa porque explica lo que un ser es.

El problema del cambio

Estas distinciones le permiten a Aristóteles solucionar la paradoja de Parménides sobre el cambio. El cambio no es un salto del no-ser al ser, sino del poder-ser al ser. En todo cambio algo permanece (la materia o sustrato) y algo cambia (la forma de un ser, ya sea su forma sustancial o sus formas accidentales: la cantidad, alguna cualidad o el lugar). El cambio es pues la adquisición por el sustrato o materia de una forma que no tenía, pero que podía adquirir.

Para Aristóteles los cambios pueden ser, a su vez, naturales (si algo cambia por sí mismo) o artificiales (si algo cambia por la intervención de un agente).

El problema del ser humano

Aristóteles aplica su teoría hilemórfica a la explicación del ser humano, en el que cabe distinguir el alma (principio formal) y el cuerpo (principio material). El alma humana es el principio vital que anima al cuerpo. No son dos realidades distintas, como en Platón, sino que la una (el alma) es la forma de la otra (el cuerpo). Con la muerte el principio vital desaparece.

El principio vital o alma humana permite al hombre desarrollar funciones vegetativas (como la nutrición, el crecimiento o la reproducción, presentes también en los vegetales), sensitivas (como la sensibilidad, locomoción e instintos, presentes también en los animales) e intelectivas, (el conocimiento y la deliberación, únicas en el ser humano).

Otro rasgo fundamental del ser humano es que el ser humano es un ser social por naturaleza. Prueba de ello es que dispone de un lenguaje con el que se comunica con los otros seres humanos porque para vivir necesita de ellos. De modo que una definición completa del ser humano en Aristóteles sería: es un animal racional y social por naturaleza.

El problema ético

La ética es una disciplina práctica que nos enseña a guiar nuestra vida para alcanzar la felicidad. Cada ser tiene una esencia o naturaleza a desarrollar de cuya realización virtuosa depende su felicidad. Un pájaro, por ejemplo, será feliz si es capaz de alimentarse, crecer, volar, reproducirse, cantar, etc. Si le cortamos un ala o le damos a beber vino en vez de agua, entonces la felicidad del pájaro es imposible. ¿Por qué? Pues sencillamente porque no puede desarrollar su esencia de un modo conveniente y completo. Es la esencia o naturaleza de pájaro la que marca qué es lo que le conviene y qué no. Así de sencillo.

Aplica esto al ser humano y comprenderás a la perfección la teoría ética de Aristóteles. El ser humano será feliz si es capaz de desarrollar virtuosamente todas sus capacidades contenidas en su naturaleza y principalmente aquellas que le distinguen de los animales y vegetales, que son sus capacidades intelectivas.

Pero el desarrollo de las capacidades naturales ha de ser conforme a virtud. ¿Qué quiere decir esto? Sencillamente que el desarrollo virtuoso depende de lograr en todo el término medio entre dos extremos (por exceso o por defecto). Este término medio no es siempre y para todos el mismo, aunque para cada cual es absoluto, de modo que si no se logra conduce a la infelicidad. Por ejemplo: ¿cuánto debemos comer? Pues cada cual tendrá que comer una cantidad distinta adecuada a su peso, edad o constitución. Si nos excedemos o nos quedamos cortos, nuestra naturaleza y nuestra felicidad se verán perjudicadas. Por eso no hay relativismo en la ética aristotélica.

La felicidad no está en las riquezas, el placer o la fama

El fin último de la acción humana es la felicidad y la felicidad está en esa realización virtuosa de nuestras capacidades naturales. Esto quiere decir que no encontraremos la felicidad en la búsqueda desmedida de las riquezas, el placer, o los honores. Cierto que, en su justa medida, estos bienes son necesarios para ser felices, pero no nos engañemos: son necesarios pero no suficientes porque la felicidad es, para Aristóteles, la consecuencia de una vida virtuosa y completa, en la que el desarrollo de nuestras capacidades intelectivas y sociales es fundamental. No somos vegetales ni animales, por eso nuestra felicidad no estará solo en comer, beber y folgar. La felicidad humana necesita de algo más que esto. Necesita actuar en todo buscando la virtud (el termino medio) y del desarrollo también de nuestras capacidades intelectuales y sociales, como la amistad.


El problema político

La política es también considerada por Aristóteles un saber práctico, no una ciencia como en Platón. El fin de la Política es organizar la sociedad adecuadamente para lograr el bien común, que no es otra cosa que la felicidad de todos los que integran la Polis. Para Aristóteles este objetivo se puede lograr en diferentes sistemas políticos como la Monarquía, la Aristocracia y la República, siempre que en ellos los gobernantes no se dediquen a favorecerse a sí mismos y consigan realizar el bien común. Si lo que hacen es buscar su propio interés estaremos ante sistemas injustos de gobierno como la Tiranía, la Oligarquía y la Democracia.


El mejor modo de vida es la del ciudadano de la polis, ya que el ser humano es social por naturaleza y sólo en la relación con los demás puede desarrollar su naturaleza racional. Aristóteles hizo también un análisis empírico de las polis de su tiempo y encontró que la causa principal de la inestabilidad de los sistemas políticos es la desigualdad económica. Por eso, en la práctica, son mejores los sistemas con una gran mayoría de ciudadanos más o menos iguales en riquezas. También pensó que sólo los ciudadanos libres, padres de familia, deben participar en el gobierno de la polis. A los esclavos, mujeres y niños los excluye de la participación política, pues los que carecen de la suficiente inteligencia para dirigirse con prudencia y sabiduría deben ser dirigidos por los que la tienen. Aristóteles justificó así una especie de esclavitud "natural", la de los que carecen de inteligencia para dirigirse a sí mismos, aunque criticó la esclavitud "convencional" o legal, producto de la guerra que suponía que hombres libres fueran esclavizados.

Diferencias y semejanzas con Platón

Si te fijas bien, la filosofía de Aristóteles es bien distinta a la de Platón, aunque haya también algunas ideas similares.

A.Diferencias:

1-Para Aristóteles no hay dos mundos, como para Platón, sino uno: el mundo sensible. A pesar de ello es posible hacer ciencia de lo que cambia a partir de los sentidos gracias a nuestra capacidad de abstraer las esencias. Recuerda que Platón solo creía posible la ciencia de las Ideas.

2-El ser humano es un ser mortal, no inmortal como pensaba Platón.

3-No existe la idea del Bien platónica, sino bienes diferentes necesarios para lograr la felicidad.

4-Y, finalmente, para Aristóteles, hay muchas maneras justas de organizar la polis y el filósofo no es, como pensaba Platón, el llamado a gobernar, sino el ciudadano libre padre de familia.

B.Semejanzas:

1- Aristóteles se vio influido por Platón, pues como él, no negó la posibilidad de lograr un conocimiento verdadero, es decir, una ciencia de lo sensible, frente a los escépticos, ni tampoco consideró la moral o la política unos saberes relativos, sino que, por existir una naturaleza humana común a todos los seres humanos, hay lo conveniente y lo inconveniente para esa naturaleza, es decir, lo bueno y lo malo.

2-Incluso Aristóteles llegó a admitir la existencia de un motor inmóvil que todo ha de moverlo y que tiene al mismo tiempo la categoría de Forma Pura, es decir, admitió la existencia de un ser Perfecto e Inmutable –características que tenían las Ideas de Platón- que es la aspiración de todos los demás seres. Aunque para Aristóteles este ser es una especie de gran Narciso que vive plenamente feliz en su propia contemplación. Nada le perturba y, por eso, no conoce el mundo, ni se ocupa para nada de él.

Ya conoces los principales tópicos de la filosofía de Aristóteles. Otro día entraré a valorar su filosofía. Hasta luego.


Platón


Ahí te va un resumen de la filosofía de Platón. Es todo lo que puedo hacer por ti. Una síntesis suficiente, aderezada con alguna que otra imagen, para que te hagas una idea de lo que pensó Aristócles, que así se llamaba en realidad Platón, por sus anchas espaldas. ¡Qué cosas!


Fue el principal discípulo de Sócrates. Recogió su pensamiento -pues Sócrates no escribió nada- en los llamados "diálogos socráticos", pero además lo desarrolló hasta el punto de constituir un completo sistema de filosofía que dejaría una huella indeleble en la historia de la filosofía. La influencia de Sócrates no fue la única en Platón. Muchas de sus tesis filosóficas derivan del pitagorísmo (la idea del alma inmortal), del propio Anaxágoras (la idea del Nous o Mente ordenadora de la naturaleza), e incluso de Parménides, al decantarse, como éste, a favor de la vía de la razón para alcanzar la verdad.

Plan de la filosofía platónica

La filosofía platónica puedes entenderla como una reacción frente al escepticismo y el relativismo de los sofistas. Para Platón, sí es posible alcanzar la verdad y saber qué está bien y qué está mal, así como establecer en qué consiste la Justicia en la Polis. Ambas cuestiones están íntimamente relacionadas, pues no lograremos un hombre bueno en una sociedad injusta. Para Platón saber qué es lo bueno para el ser humano (p. ético) y para la sociedad humana (p. político) depende de saber la verdad acerca de la realidad en su conjunto (p. metafísico y p. cosmológico) y de esa realidad concreta que es ser humano (p. antropológico) y, claro está, de estar también seguros de haber alcanzado esas verdades (p. gnoseológico), pues sólo será bueno para el ser humano aquello que se adecue a esta naturaleza.


El planteamiento es de sentido común. Imagínate que te regalan una planta y que se olvidan de decirte qué tipo de planta es. Si no sabes cuál es su naturaleza, es decir, si no sabes si es una planta de interior o de exterior, o si necesita o no luz directa,o si hay que regarla mucho o poco, no sabrás que hacer con ella. Y si resulta que la pones en la terraza y resulta que es de interior, la planta corre serio peligro de marchitarse. Pues lo mismo sucede con el ser humano: si no conocemos su verdadera naturaleza no sabremos tampoco que le conviene.



(Este es un geranio que tengo en la terraza de mi casa. Sé que es una planta de exterior que necesita agua abundante y mucho sol. Gracias a que conozco su naturaleza, sé lo que le conviene. No me negarás que el geranio está expléndido.)


Descubrir cual es la verdadera naturaleza del ser humano resulta fundamental, porque una vez en posesión de esta verdad, estaremos en condiciones de educar convenientemente a los hombres y lograr seres humanos buenos en sociedades justas.

El problema metafísico y cosmológico

¿Qué realidad hay y cómo es esta realidad? Para responder a esta cuestión Platón aplica de nuevo el sentido comun. Del mismo modo que en la producción de cualquier cosa por un artesano son necesarios al menos tres elementos: un material con el que realizar la cosa, una idea que llevar a cabo y un artesano que la realice, para Platón, la realidad del mundo sensible es el resultado de la realización en la materia eterna, por un Artesano o Demiurgo, de las Ideas eternas de todas las cosas.

Hay, por tanto, dos realidades o mundos: el de las cosas sensibles (aparente) y el de las Ideas (verdadero). La Idea es el modelo inmutable de la cosa sensible y, por ello, su verdad. Esta es su famosa Teoría de las Ideas que está a la base de toda su filosofía y con la que Platón soluciona, no sólo el problema metafísico y cosmológico, sino también el resto de los problemas de su filosofía.



(Un artesano feliz en su taller en pleno acto creativo)

De modo que el mundo que vemos es el reflejo en la materia de un mundo ideal dónde están los modelos ejemplares (o ideas) de todas las cosas. Esto significa que el orden del cosmos es el resultado de un orden previo existente en el mundo de las ideas dónde están los "proyectos ideales" de todas las realidades sensibles. Esto quiere decir que la verdad de nuestro mundo está en el mundo de las ideas, del mismo modo que la verdad de un televisor está en el diseño o proyecto de ese televisor. Si el televisor deja de parecerse al proyecto original, o sea, si una sola conexión deja de estar en el televisor como estaba proyectada el televisor deja de funcionar y se aleja de su verdad. Pues lo mismo sucede con las cosas que vemos en este mundo: si dejan de parecerse a sus modelos ideales, dejan de ser lo que eran y se alejan de su verdad.


El problema antropológico

Saber qué es de verdad un ser humano es descubrir el modelo ideal de ser humano o idea del ser humano existente en el Mundo de las Ideas. Para Platón el ser humano, cuya originalidad con respecto a los demás seres de este mundo sensible está en su capacidad de conocimiento, es una realidad dual, es decir, un alma racional inmortal (que explica su capacidad de conocimiento), alojada en un cuerpo material, corruptible y mortal. Esta unión es, de algún modo, antinatural, porque el alma es algo espiritual (pues es capaz de conocer ideas) y el cuerpo es algo material. Y es esta diferente naturaleza del alma y el cuerpo la que explica que en el ser humano se libre una guerra abierta entre su naturaleza espiritual y su naturaleza corporal. Tan sólo el dominio de la razón sobre las tendencias irascible y concupiscible del cuerpo nos lograrán la armonía y con ella la justicia.



(Esta es la imagen del ser humano que nos ofrece Platón: un carro tirado por dos briosos corcéles-alma concupiscible e irascible- que el auriga o alma racional debe dominar)


Pero además, esta unión entre el alma y el cuerpo es temporal, porque el cuerpo es mortal, pero el alma no, el alma es inmortal. Esta idea la toma Platón de Pitágoras que, a su vez, la tomó del orfismo, una religión oriental. Pero Platón no admite la idea de la inmortalidad del alma como una creencia religiosa sino que trata de razonarla. Su argumento principal es el siguiente: si somos capaces de conocer ideas (que no son realidades físicas, como las morcillas o los chorizos, sino realidades espirituales), es que disponemos de un alma espiritual y, como quiera que lo espiritual es inmortal (la idea de algo nunca muere), nuestra alma será también inmortal.

En cuanto al destino del alma Platón pensó que el alma anhela volver al Mundo de las Ideas que es su patria natural. ¿Por qué? Porque allí el alma está en contacto directo con los modelos perfectos de todo y, por tanto, delante de la verdad, el bien y la belleza absoluta. Y, huelga decir, que allí el alma es completamente feliz contemplando tanta belleza. Pero el alma solo alcanzará este destino si aspira a él en este mundo y trata de realizar el bien, que, en el caso concreto del ser humano, consiste en el dominio del alma racional sobre las tendencias del cuerpo. Platón pensó también que parece lógico pensar que las almas tendrán un juicio -como algunos mitos enseñan- y que, en ese juicio, se decidirá su destino: el Mundo de las Ideas o la reencarnación en algún animal inferior.

El problema gnoseológico

Para Platón la verdad puede ser alcanzada, pues el ser humano ha conocido las Ideas en el Mundo de las Ideas, antes de su encarnación en un cuerpo mortal. ¿Cómo lo sabe? Para Platón ésta es la única explicación que tiene el hecho -para él indudable- de que disponemos de ideas innatas. Una de las pruebas se relata en un diálogo en el que un esclavo es capaz de resolver un problema matemático. El hecho de que un esclavo -que como es sabido no recibía ninguna educación matemática- sea capaz de resolver un problema matemático, le hace pensar a Platón que el esclavo tiene alma y que, si nadie le ha enseñado matemáticas en este mundo, el alma del esclavo ha adquirido esos conocimiemtos cuando preexistía en el Mundo de las Ideas, porque de la nada no puede provenir el ser (Parménides, otra vez).

Esto quiere decir que todos estamos en posesión de la misma verdad porque todos la hemos contemplado cuando nuestras almas preexistían en el mundo de las Ideas. Las diferentes opiniones se deben al olvido de esa verdad al alojarse nuestra alma en el cuerpo. Por eso, para Platón, la verdad es única y común para todos y su desvelamiento consiste simplemente en el recuerdo (Teoría de la reminiscencia). Pero este recuerdo de la verdad sólo es posible mediante el ejercicio de la actividad racional, lo cual requiere el control de las pasiones y deseos del cuerpo y toda una vida dedicada al estudio y la contemplación de las Ideas. Por eso, sólo los filósofos, en la medida en que realizan dicho esfuerzo, conocen la verdad y, con ella. lo que es bueno y conveniente para el ser humano y para la polis.


(Representación del famoso mito de la caverna. Ésta es nuestra situación,según Platón: vivimos prisioneros en el fondo de una caverna y solo vemos las sombras de la verdadera realidad, que no es el mundo que habitamos, sino ese mundo de Ideas al que nuestra alma aspira a regresar.)

El problema ético y político

Establecidas estas premisas, para Platón el problema ético (cómo actuar para lograr el Bien) y el problema político (quién y cómo debe gobernar para alcanzar la Justicia), se solucionan fácilmente:

A. El bien individual del hombre estará en la armonía o equilibrio de las tendencias racional, irascible y concupiscible del alma. Solo si la razón gobierna y controla las ambiciones y apetitos del ser humano se logrará un hombre bueno, listo para contemplar las Ideas (o sea la Verdad, el Bien y la Belleza) y ser feliz.

B. En cuanto al bien de la Polis sólo los filósofos están llamados a dirigir la polis con justicia, pues son los únicos conocedores de la idea de Justicia. Por eso dice Platón en tono apocalíptico:

"Las desgracias humanas no tendrán fin hasta que los filósofos de verdad ocupen los cargos públicos o hasta que, por una gracia divina, los hombres de Estado no se conviertan en auténticos filósofos".

¿En qué consiste esa justicia que los filósofos deben implantar? Pues sencillamente en la armonía de las clases sociales, para la que es imprescindible la armonía individual (el dominio del cuerpo por la razón) y que cada cual cumpla su función en la sociedad.

La Polis ideal es, para Platón, como un organismo en el que todas las partes (órganos) deben de cumplir su función propia. Esto quiere decir que el bien del colectivo debe estar por encima del interés de cada individuo y cada cual debe realizar la función que le es natural: los trabajadores producir para la satisfacción de las necesidades de la polis, las suyas y las de los gobernantes, los guardianes vigilar, defender la polis y ejecutar las órdenes de los gobernantes y los filósofos-gobernantes dirigir con prudencia la polis. Todos, lógicamente, deben ser templados para desarrollar adecuadamente su función social.



De modo que el mal está, para Platón, en el desorden, tanto de las pasiones del cuerpo (cuando se imponen a la razón imposibilitando el cumplimiento de los deberes sociales), como en el desorden social (cuando los que dirigen la polis no buscan el bien de todos sino su enriquecimiento o la satisfacción de sus pasiones). Tal sucede en regímenes como la timocracia, en el que gobiernan unos pocos a la búsqueda de la fama y el honor, o en la oligarquía, en el que gobiernan unos pocos para enriquecerse, o en la democracia, en el que todos son iguales y cada cual hace lo que quiere, o en la tiranía, el peor de todos, en el que gobierna uno para satisfacer sus propias pasiones.



Terminé.



Sócrates

Un personaje curioso dónde los haya. Según lo describe Aristófanes, era bastante feo y raro. A veces, cuentan, se pasaba el día entero en medio del ágora en silencio sin mover un solo músculo. Pero su pasión verdadera era interrogar a todo quisqui y hablar por los codos. Aquí tienes al "guaperas" de Sócrates:


La muerte de Sócrates

Sócrates fue condenado a muerte por un tribunal popular de justicia en la democrática Atenas. Para que entiendas esta condena es pertinente hablar algo de la historia de Grecia. Con la derrota de Atenas por Esparta (y la quiebra de la democracia) los sofistas fueron, en cierto modo, considerados los culpables de la decadencia moral y política de la ciudad. Entre ellos se incluyó a Sócrates, aún a pesar de que su filosofía fue más bien contraria al relativismo y al escepticismo que mantenían los sofistas. Pero Sócrates fue uno de tantos profesores a los que seguían los jóvenes atenienses, y aunque no cobraba como los sofistas por sus clases y su método de indagación -el diálogo-, así como sus ideas sobre la verdad y el ser humano diferían notablemente de las de los sofistas, fue considerado uno de ellos. Así que cuando se restauró la democracia fue considerado uno de los responsables de la corrupción de la juventud y fue juzgado y condenado a muerte. Los cargos: corromper a la juventud y no respetar la religión del Estado.



En esta imagen le puedes ver, tan ancho, a punto de beberse la cicuta aleccionando a sus discípulos sobre la muerte y el cumplimiento de las leyes. Si quieres saber más, no dejes de leer el Critón, un emocionante diálogo escrito por Platón (su discípulo) en el que se narran los últimos momentos de la vida de Sócrates. También es recomendable leerse La Apología de Sócrates, dónde Platón describe el proceso contra Sócrates.

La verdad es posible

Sócrates sí que creyó posible que la filosofía, por medio del diálogo, es decir, por medio de la discusión racional de tesis opuestas seleccionando los interlocutores la más consistente- podía lograr afirmaciones verdaderas o al menos más verdaderas que aquellas que se aceptaban sin discusión. Estas verdades pueden lograrse si se estudian casos particulares y se procede a encontrar los aspectos universales comunes a todos ellos. A esto se le llama inducción y es un gran invento. Te pondré un ejemplo. Si queremos saber qué es el amor lo que tenemos que hacer es estudiar casos concretos de personas que se aman (el amor que se tienen los amigos, los esposos, las madres a sus hijos, etc.) y encontrar el rasgo común que en todos estos casos se repite. Luego ya estamos en condiciones de formular una definición general sobre lo que es el amor. Esta verdad es, desde luego, revisable si es desmentida por los hechos pero mientras esto no suceda es una verdad mejor que otras definiciones apresuradas y no dialogadas sobre el amor. Por ello, puede decirse que Sócrates no fue un escéptico, al menos en la consideración del escepticismo como una actitud según la cual nada sabemos y nada podemos afirmar. La verdad aunque es difícil de lograr, existe. Y aunque no estemos en posesión de ella, Sócrates tenía claro que unas teorías son mejores que otras si se someten a discusión y logran superar las objeciones que se planteen.

Y ya que estamos:¿qué crees tú que es el amor? ¿Una mera atracción física o algo más? Si analizas con detenimiento diversos tipos de amor y encuentras su rasgo común, sabrás lo que es el amor. Yo, a bote pronto, veo que el amor no puede ser simplemente una mera atracción física (como nos quieren vender algunos hoy) porque ese componente del amor no existe entre una madre y un hijo ni entre dos amigos. Así que el amor (el verdadero amor) ha de ser algo distinto. A mi se me ocurre que dos personas que se aman de verdad siempren quieren lo mejor para el otro y están dispuestos a dar su vida, si fuera necesario, por salvar la del otro. Esta entrega absoluta al otro me parece un rasgo fundamental del amor. Otro rasgo es que el amor es incondicional y para siempre. No tiene nada que ver con ese "te querré mientras me gustes" tan de moda en nuestros días. Eso -en mi humilde opinión- no es amor, sino una mera utilización del otro como si de un objeto se tratara.

Fin de la digresión.

Conocer lo bueno nos hará buenos

Otra búsqueda irrenunciable de la filosofía es, según Sócrates, la búsqueda del bien. Del mismo modo que hay una verdad, hay también una forma buena de comportarse. Actuar bien depende para Sócrates de conocer qué es lo bueno. La bondad moral depende del saber moral. Por esta razón, toda reforma moral depende de la educación en lo que es bueno, ya que nadie actúa mal a sabiendas, sino por ignorancia, pensando que lo que hace es lo bueno. A esta teoría ética se la denomina intelectualismo moral. Su influencia en la historia de la filosofía ha sido muy grande. El propio Platón, y más allá de Platón, los ilustrados del siglo XVIII la hacen suya y en ella confían para reformar al ser humano.

De modo que si queremos aplicar las ideas éticas de Sócrates lo que habría que hacer con los delincuentes es educarles, hacerles comprender lo que está bien y, una vez que conozcan el bien, actuarán bien. Así de fácil.

¿A ti que te parece? Otros filósofos (por ejemplo Aristóteles o Sto. Tomás) no estarán muy de acuerdo con esta teoría. Según ellos, además de conocer el bien, hay que querer hacer el bien y esa es ya una cuestión de la voluntad. Creo que Aristóteles tiene mucha razón. No solo hay que saber lo que está bien, también hay que tener la voluntad de hacer el bien. Una vez ví un programa en el que unos presos contaban su experiencia en la cárcel y me sorprendió que todos reconocían que lo que hacían estaba mal y ,sin embargo, no estaban muy seguros de que al salir de la cárcel no fueran a reincidir.

La conciencia como guía moral

En cuanto a qué es lo bueno, Sócrates no nos dejó una solución cerrada. Según Sócrates para averiguar lo que está bien lo que debemos hacer es interrogar a nuestra conciencia -el daimon- y no dudar en seguirla.

Así que Sócrates fue el primero en occidente en hablar de la conciencia. La concibió como una voz interior que nos dice lo que está bien y lo que está mal. Esta conciencia era, para Sócrates, una especie de voz divina.


De aquí nace una tesis que tiene muchos seguidores en el pensamiento occidental: la conciencia, lejos de ser el resultado de la educación o del ambiente social en el que uno vive, es un criterio absoluto y divino sobre el bien y el mal. Lo que el psiquiatra judío V. Frankl llamará "la presencia ignorada de Dios" en el ser humano.

Interesante.

La polis necesita hombres buenos

En la cuestión política Sócrates criticó el sistema de sorteo existente en Atenas para escoger a los gobernantes, pues podría llevar al poder a auténticos ignorantes. También criticó el sistema de elección, pues no llegarían al poder los mejores sino los demagógos. Para Sócrates lo ideal es que gobierne el que tenga la virtud política, es decir, un conocimiento de lo que es bueno para la polis, que no es otra cosa que el bien de todos y no el bien particular de unos pocos.

La importancia de Sócrates

Sócrates ha pasado a la Historia como un ejemplo de pensador auténtico, defensor de la libertad de conciencia y del diálogo constructivo. Su influencia en la historia de la filosofía griega fue enorme. Influyó en Platón, que desarrolló y concretó las preocupaciones socráticas sobre el bien, la virtud y la sociedad justa. También influyó en otras muchas escuelas griegas que proliferaron tras su muerte como los Cínicos, los megáricos, los cirenaicos y, posteriormente, en las escuelas griegas del período helenístico como el escepticismo, el estoicismo y el epicureísmo.

La filosofía de Sócrates me parece, en general, una filosofía bastante sensata y acertada. Si tuviera que ponerle un pero yo diría que su intelectualismo moral debe completarse con otras éticas que hablan de la necesidad de adquirir hábitos virtuosos para actuar bien. A veces sabemos lo que está bien y, sin embargo, no actuamos bien por falta de voluntad. Por lo demás no me extraña que Sócrates deslumbrara a sus discípulos y tuviera tanta influencia en la filosofía griega. Fue un hombre que se tomó en serio lo que pensaba y que nos dió un gran ejemplo de autenticidad con su muerte. No quiso huir. No quiso incumplir las leyes aunque hubieran sido injustas con él. Sócrates no le temía a la muerte porque a un hombre bueno nada malo puede pasarle. Esta idea, si la piensas en profundidad, es genial. El mal está en hacer el mal, nunca en padecerlo.