El existencialismo

Bajo el término "existencialismo" se incluyen una serie de filosofías que han hecho de la existencia el objeto primordial de su reflexión. Su preocupación fundamental es la condición del ser humano como ser que existe de un modo contingente.





El existencialismo proviene de la reacción antihegeliana llevada a cabo por el filósofo danés S. Kierkegaard en el siglo XIX. Esta filosofía insistió en el carácter individual de la existencia de cada ser humano frente a la abstracción hegeliana que consideraba al ser humano como alguien inmerso en un proceso histórico dialéctico que le supera y arrastra.

Los existencialistas también se oponen al idealismo platónico (no hay esencias sino existencias) y a la visión platónica del hombre como parte de un organismo social careciendo así de importancia su individualidad. La existencia -dice Sartre- precede a la esencia. Esto quiere decir que vamos realizando una esencia a medida que vamos existiendo, pero lo primero es existir. Este existir, consiste, como señala Heidegger, en estar ahí, en el mundo y ser de un modo temporal.

El existencialismo no ha sido una escuela filosófica uniforme, pero pueden señalarse algunos puntos en común como:

-La insistencia en la existencia humana como principal problema de la filosofía.
-La insistencia en la individualidad del ser humano.
-La insistencia en la subjetividad humana.
-La utilización del método fenomenológico.

Dos tipos de existencialismos

Al margen de estas coincidencias generales los filósofos existencialistas del siglo XX se encuentran divididos principalmente en torno a la posibilidad de la trascendencia individual. En este sentido cabe distinguir entre existencialismos ateos, como el de Heidegger y Sartre, y existencialismos cristianos, como el de Jaspers, Marcel y Unamuno. Las diferencias entre ellos se refieren al carácter trascendente o no de la existencia humana. Mientras que para Heidegger, el "ser ahí" que somos los seres humanos es un ser radicalmente temporal cuya única posibilidad es la muerte y para Sartre el ser humano es una pasión inútil, para Jaspers, Marcel o Unamuno el ser humano quiere perdurar en la existencia y está abierto a la trascendencia, única posibilidad ésta de dotar de sentido a su propia existencia.


I-La filosofía existencial de M. Heidegger (1889-1976)



Su preocupación fundamental es el Ser como cualidad general de la existencia, y el ser-ahí como concreción individual del Ser. Para Heidegger la pregunta fundamental de la filosofía es: ¿por qué hay algo y no más bien nada? La respuesta a esta pregunta es un misterio. En su principal obra, "El Ser y el Tiempo", hace una exposición de su ontología sobre el Ser y el "ser-ahí". El carácter metafísico de esta obra le ha valido a Heidegger la crítica de la filosofía anglosajona analítica para la cual muchas de sus afirmaciones carecen literalmente de sentido. Heidegger también llevó a cabo una reflexión sobre la Técnica, a la que considero como el cuidado que el dasein o ser-ahí tiene para mantenerse en la existencia. Pero la técnica no puede evitar la única posibilidad cierta, irrebasable, irreferente, peculiar e indeterminada del hombre que es la muerte. El ser-ahí, que es el hombre, puede llevar una existencia inauténtica si no es consciente de que su única posibilidad, cierta e irrebasable, es la muerte.


II-El existencialismo de J. P. Sartre (1905-1980).


Sartre, influido por Heidegger, expone en su obra principal "El Ser y la Nada", sus principales reflexiones sobre el Ser. En ella distingue entre el ser-en-sí, que sería el ser de las cosas, y el ser-para-sí, que sería el ser de la conciencia humana, de la subjetividad. Las características principales que definen a este ser-para-sí son la libertad (somos libres a pesar de las circunstancias) y la temporalidad (somos seres para la muerte). Así pues, este ser-para-sí es una nada y su pretensión de ser un ser-en-sí-para-sí una imposibilidad. El ser humano es una pasión inútil y la existencia un sinsentido.En sus últimos años Sartre se vio influido por el marxismo. Así en su obra "Crítica de la Razón Dialéctica" quiso dotar a su existencialismo de un carácter más crítico y comprometido, considerando al marxismo como la filosofía de nuestro tiempo que debía, no obstante, rectificar algunas de sus ideas y aceptar postulados del existencialismo, como la libertad radical del ser humano y la actuación sin esperanza, propia de la moral existencialista.

III-Las filosofías de la existencia de Karl Jaspers, Gabriel Marcel y Miguel de Unamuno.



Para K. Jaspers (1883-1869) el problema fundamental de la filosofía es el problema del ser. Este problema no lo pueden solucionar las ciencias positivas que consideran a todo ser como una realidad objetiva, sino la metafísica. El ser humano es una subjetividad capaz de trascenderse a sí mismo y conocer otras realidades también subjetivas. En la búsqueda de un fundamento de la existencia encuentra que Dios, no sólo puede existir, sino que debe existir como fundamento último de toda la realidad.



G. Marcel (1889-1973) , convertido al catolicismo en 1929, rechazó en su obra "El misterio del ser" el término existencialismo para referirse a su pensamiento prefiriendo el de "neosocratismo cristiano". Para Marcel el ser humano está abierto a los otros seres y a Dios. Esta tendencia nace en el interior del ser humano y fundamenta la esperanza de la trascendencia.


Dentro de este grupo de existencialistas cristianos podríamos incluir al pensador español Miguel de Unamuno (1864-1936). Tras superar el positivismo de su primera época, Unamuno experimenta una crisis religiosa en 1897 que le conduce a una posición existencialista muy acorde con la filosofía de S. Kierkegaard. En obras como "El Sentimiento trágico de la vida" o en su "Diario íntimo" manifiesta que el deseo más íntimo del ser humano es vivir siempre. Este deseo de inmortalidad es el que nos abre a la trascendencia y su realización la única posibilidad de encontrarle un sentido a la existencia.

Mi comentario

Lo que me gusta de esta filosofía es que defiende la libertad humana frente a todo tipo de necesitarismos históricos o determinismos metafísicos. Ya sean creyentes en un más allá o no, todos estos filósofos no se han tragado eso de que estamos determinados por las circunstancias o por un destino oculto, tan típico de muchas filosofías contemporáneas. La libertad es, para estos filósofos, una evidencia que cada cual puede descubrir por sí mismo.
Tampoco puedo ocultarte mi preferencia por los existencialismos “abiertos”, que son aquellos que creen en la posibilidad de trascendencia del ser humano. Los existencialismos “cerrados”, que son aquellos que encierran al ser humano en una existencia sin trascendencia, no dejan de ser un tanto absurdos. Y ya sabes que yo soy de los que pienso que tiene que haber una explicación con sentido sobre el Universo y nuestra presencia en él. Y, la verdad sea dicha, no me parece que tenga mucho sentido lo de que somos “seres para la nada” que decía Heidegger. Yo no digo que pueda demostrarte que esto que dice Heidegger sea falso, pero sí creo que puedo decirte que no tiene ningún sentido. Y como yo soy un filósofo y le busco sentido a todo, no puedo acoger esta filosofía, precisamente porque no me ofrece ninguna respuesta con sentido.   
Estos existencialismos “cerrados” son, por otro lado, muy pesimistas y conducen al ser humano a llevar una existencia taciturna y angustiada. ¿Y si no fueran ciertos? ¡Maldita la gracia que me hacen! Toda la vida angustiados con estas filosofías y luego a lo mejor resulta  que no era para tanto. Una vida de lloros y lamentos, me parece una vida perdida y aburrida. Prefiero infundir esperanzas. Ya te lo he dicho más veces: tan insólito es que exista otra vida como que exista la vida de ahora. Y la vida de ahora es una evidencia. Luego la otra vida no se puede descartar. Y si luego no hubiera otra vida mejor, pues al  menos habremos vivido con optimismo y esperanza, que no es poco.
 En cuanto a ese tópico de que el ser humano no tiene esencia sino existencia, creo que hay que matizarlo. Es cierto que vamos “siendo y desiendo”, o sea, que vamos cambiando. Pero también es indudable que el cambio se opera sobre una determinada base que es la naturaleza humana. Ya lo dijo Parménides: pasar del ser al no-ser es imposible. Por eso el cambio se opera siempre sobre algo que permanece. Eso que permanece es una determinada naturaleza común a todos los seres humanos. Esto no quiere decir que cada cual pueda con su vida escribir una biografía distinta. Eso es, precisamente, lo interesante: los seres humanos somos todos iguales y, al mismo tiempo, somos todos distintos. Esto quiere decir que somos únicos y que cada cual tiene un valor infinito, porque cada cual es una historia que enriquece al Universo si está dispuesto a hacer de su vida una historia de amor a toda la humanidad.
     ¿Por qué una historia de amor?
Porque eso significa aumentar la felicidad en el Universo entero.

Bueno, aquí me detengo, porque ya estoy a punto de soltarte eso de que merece más la pena una vida dedicada a aumentar la felicidad en el Universo, que dedicada a mirarse el ombligo (o sea a mirar solo por uno mismo)… en fin que ya lo he dicho. ¡Qué le vamos a hacer! Será la edad, que no perdona.
Adiós.