Panorama de la filosofía durante el Renacimiento
El Renacimiento comprende los siglos XV y XVI. En esta época entró en crisis la mentalidad medieval, surgió el método científico, se produjo la Reforma Protestante y los intelectuales volvieron su mirada a la Antigüedad clásica para formular un nuevo humanismo.
Rasgos generales del pensamiento renacentista
Aunque el pensamiento renacentista fue muy plural, pueden señalarse algunos rasgos comúnes:


a) Un retorno al estudio del hombre. El ser humano es el centro de atención de los filósofos. Dios lo ha creado libre y le ha dado la razón para que busque la verdad por sí mismo.

b) Una actitud de confianza en la razón: la razón humana puede explicar la naturaleza y encontrar por sí misma criterios para actuar bien y lograr la justicia en la sociedad, todo ello sin entrar en conflicto con la fe religiosa.



c) Una incipiente actitud crítica frente a los principales dogmas de la visión cristiana del mundo. Aunque, en general, la mayoría de los filósofos se mantuvieron dentro de los márgenes de los postulados metafísicos del cristianismo, surgen las primeras discrepancias serias con esta cosmovisión. Un ejemplo lo tenemos en autores como Nicolás de Cusa o Giordano Bruno que elaboraron filosofías en clara disonancia con la visión cristiana. En ellas aparece, por ejemplo, la idea del panteísmo (todo es Dios) que rompe con la distinción entre Dios y Mundo propia de la cosmovisión cristiana.





(Giordano Bruno fue quemado en la hoguera por sus tesis heréticas en 1600).

c) Una nueva mentalidad de aprecio del mundo y búsqueda del progreso material frente al desprecio del mundo propio de la mentalidad medieval.


Nuevo humanismo

El hombre va a ser la preocupación principal de los intelectuales renacentistas. Un hombre al que se considera un ser racional y libre (porque así lo ha creado Dios) y que debe buscar por sí mismo la verdad, el bien y la justica, así como interiorizar la creencia religiosa, que nunca debe aceptarse como una imposición.



Para comprender al hombre los pensadores renacentistas volvieron su mirada a la cultura clásica griega y latina, y así resurgieron escuelas filosóficas como el aristotelismo, el platonismo, el estoicismo, el escepticismo y el epicureísmo.




(Miguel Angel retrató como nadie este nuevo espíritu humanista. El hombre creado por Dios es el nuevo centro de atención).


Estas filosofías se utilizaron para ofrecer una nueva interpretación del cristianismo más centrada en el ser humano, frente a la visión cristiana medieval más centrada en Dios.

Surge la Ciencia

A la consolidación de esta nueva mentalidad antropocéntrica contribuyó decisivamente la Ciencia Moderna que fue considerada el instrumento adecuado para dominar el mundo. Así lo expresó Francis Bacon para quien la ciencia no es sólo un saber teórico, sino un conocimiento práctico que nos proporciona un gran poder sobre la naturaleza, y que nos permitirá su transformación y aprovechamiento para la mejora de la humanidad.

El nacimiento de la Ciencia fue posible gracias a la dedicación de hombres como Galileo que, con la utilización de nuevos instrumentos de observación, como el telescopio, realizaron descubrimientos que contradecían la visión aristotélico ptolemaica del Universo.




El telescopio (y luego el microscopio) pusieron a la vista de los científicos una nueva realidad antes inobservada. La astronomía aristotélica y su física ya no servían para explicar esas nuevas realidades. Galileo, Kepler y, más tarde, Newton fueron capaces de explicar los nuevos hechos.


Nueva religiosidad

El Renacimiento no fue una época antireligiosa como a veces se pretende mostrar. Se gestó, eso sí, una nueva interpretación de la religión cristiana que desembocó en el protestantismo, pero las principales afirmaciones de trascendencia filosófica del cristianismo (como la existencia de Dios o la inmortalidad del alma) no se pusieron en duda, salvo excepciones. Los científicos, como Galileo, fueron creyentes y, en ningún momento, pretendieron polemizar con la creencia religiosa, sino más bien distinguirla de la ciencia, separando sus ámbitos como había propuesto Ockham en el siglo XIV.




Uno de los artífices de esta nueva religiosidad fue el humanista Erasmo de Roterdam. Según él el cristianismo debía renovarse y volver a sus orígenes. La religión debía interiorizarse y nunca ser impuesta por la fuerza.



(Thomas Moro y Erasmo se conocieron y ambos congeniaron. Erasmo le dedicó a Moro su libro más famoso: Elogio de la Locura.)



Fue en este espíritu en el que surgió el protestantismo que, en cierto modo, fue la consecuencia de la radicalización de las ideas de Erasmo. Lutero proclamó la libertad del cristiano, incluso para interpretar los evangelios, y eliminó cualquier intermediación en la relación con Dios, negándole a la Iglesia y a la jerarquía eclesiástica cualquier autoridad en materia religiosa. Según Lutero solo la gracia divina puede salvarnor con lo que lo único que nosotros podemos hacer es tener fe. Erasmo no estuvo de acuerdo con Lutero. Para Erasmo (más en la línea católica) la gracia y la fe son necesarias, pero también debemos realizar buenas obras.


(Éste es Lutero frente a la Biblia.)


La división del cristianismo en católicos y protestantes dividió también a Europa y la condujo a numerosos enfrentamientos, guerras de religión y persecuciones religiosas. Los filósofos (y científicos) no fueron ajenos a este ambiente y, ya fueran católicos o protestantes, hubieron de soportar censuras y procesos inquisitoriales, algunos incluso la muerte. Es el caso de Miguel Servet (que había descubierto la circulación sanguínea) ejecutado en Ginebra por los calvinistas, o el de Giordano Bruno quemado en la hoguera por la Inquisición, o el de Galileo que fue obligado por la Inquisición católica a retractarse de su heliocentrismo.


La discusión política

Niccolo Maquiavelo
fue el pensador más destacado. Se le considera el fundador de la ciencia de la política de la que eliminó cualquier consideración moral. Para Maquiavelo la política es el arte de afianzar en el poder al gobernante para lograr la unidad del Estado y así conseguir la seguridad (y verdadera libertad) de los gobernados. Conceptos como el de "Razón de Estado" o principios como "el fin justifica los medios" deben aplicarse para conseguir estos objetivos.


(Aquí tienes a Maquiavelo. "El Príncipe", su obra más famosa, es un pequeño manual dedicado a Lorenzo de Médicis donde le aconseja sobre la mejor manera de actuar para consolidar el poder. )

Paralela a la reflexión de Maquiavelo, una serie de autores como como Thomas Moro, Tomasso Campanella o Francis Bacon llevaron a cabo una reflexión sobre el Estado en clave utópica. Thomas Moro escribió un libro titulado precisamente Utopía en el que propone una organización igualitaria de la sociedad, compatible con el mayor grado posible de tolerancia y libertad, que ha servido de recurso teórico a los revolucionarios franceses de 1789 e incluso al socialismo del siglo XIX. Campanella abogó por una sociedad dirigida por la Iglesia y Francis Bacon por la Ciencia y los científicos.

(Francisco de Vitoria)

En España el pensamiento político estuvo marcado por la influencia de la Escuela de Salamanca. Su iniciador, el dominico Francisco de Vitoria, elaboró toda una teoría política a partir de la idea del derecho natural tomista. Mientras que Maquiavelo consideraba al Estado como una fuente autónoma de legalidad, para Vitoria el derecho natural está por encima y debe prevalecer en todo momento. También desarrolló la idea del derecho de gentes o derecho internacional. Las relaciones entre los Estados deben basarse en acuerdos justos y en el respeto a los derechos naturales de todos. De este modo los miembros de esta Escuela se convirtieron en los primeros defensores de los derechos humanos que deben aplicarse a todos los seres humanos en cualquier parte del mundo. Esto incluía a los indios americanos, de ahí que estos intelectuales fueran los primeros en criticar los abusos que se estaban cometiendo en la conquista de América.


Otra idea que merece la pena destacarse es su rechazo de la teoría de la esclavitud aristotélica. Todos los hombres, puesto que son animales racionales, tienen derecho a la libertad tanto de conocimiento como e voluntad. De esto se sigue que no pueden ser esclavizados.

(Bartolomé de las Casas)

En su misma línea hay que destacar la figura de Bartolomé de las Casas, pionero en las críticas a los atropellos que se estaban comentiendo en América y en la defensa de los indios americanos. Este dominico también llevó a cabo una defensa de la libertad religiosa que me parece muy interesante: todos los seres humanos tienen derecho a bucar a Dios y conocere, pero nunca pueden ser obligados a ello. Por esta razón la religión debe ser propuesta y no impuesta. Si se impone a la fuerza dará lugar al rechazoy al odio. También me llaman la atención sus reflexiones sobre la forma de predicar la religión que deben adoptar los ministros de la Iglesia. El modo debe de ser el de Jesús de Nazaret que invitaba a seguirle. Nunca se debe emplear la violencia (la guerra debe ser rechazada como método de cristianización) y tampoco los predicadores deben hablar con cólera o para provocar miedo. El mejor método será el ejemplo, o sea, llevar una vida pura y santa. "Ser unos ángeles para los otros hombres".


Otros autores destacados de esta escuela fueron los jesuítas Luis de Molina y Francisco Suárez defensores de la idea de la soberanía popular frente al teocratismo político: el poder lo da Dios a toda la comunidad política, no a una sola persona, y debe ejercerse conforme al bien común y el derecho natural.

En general la Escuela de Salamanca aplicó el iusnaturalismo a los nuevos tiempos, estableció un clara diferencia entre moral natural y religión, y teorizó sobre la nueva economía justificando moralmente el interés que, hasta entonces, era considerado por la Iglesia como usura.


Importancia del pensamiento renacentista


La filosofía del Renacimiento fue, como puedes ver, una filosofía muy plural en la que los filósofos trataron de comprender los nuevos tiempos desde diferentes perspectivas. En general se mantuvo una cosmovisión cristiana, pero en la interpretación del cristianismo también hubo discrepancias y serias controversias.


Lo más destacable fue que la Ciencia, tal y como hoy la entendemos, echó a andar y con ella un cierto optimismo en la razón humana a la que se consideró capaz de grandes logros. Este espíritu será el que atraviesa toda la Época Moderna hasta su culminación en la Ilustración.