El idealismo
El idealismo es una perspectiva filosófica ciertamente sutil. Surge con la filosofía de Descartes para el cual la primera realidad que sabemos que existe es el pensamiento y las ideas en mi pensamiento. "Pienso, luego existo", la verdad indubitable en la que fundamenta Descartes su filosofía, significa que existe mi pensamiento y las ideas en él contenidas. De esto se deriva que las realidades fuera de mi pensamiento no es evidente que existan.
El idealismo se hace dos preguntas cruciales:
¿Sabemos si, además de nuestras ideas en la mente, existen las cosas del mundo? Y una segunda pregunta aún más inquietante: ¿Son las cosas del mundo como nosotros las conocemos o son distintas?

Descartes, aunque fue el iniciador del idealismo, no fue un idealista radical. Para Descartes se puede probar que, además del pensamiento, el mundo está ahí fuera. Pero otros filósofos modernos van a llevar el idealismo hasta sus últimas consecuencias y van a perder el pie de la realidad.

El idealismo de Berkeley

Por ejemplo el empirista Berkeley que llegó a decir que "ser es ser percibido" y que toda realidad es ideal, es decir, es siempre una idea en la mente de alguien y, en última instancia, en la mente de Dios.

(Este es Berkeley, un obispo anglicano, empirista e idealista)

¿Qué pasa, entonces, con un árbol al que nadie observe y no sea una idea para nadie? ¿No existe? Para Berkeley si existe porque ese árbol es percibido por Dios.

No sé, no sé, esta filosofía puede fácilmente llevarnos a la idea de que, en el fondo, la realidad sería como una descomunal película de cine o una gigantesca novela pensada, en última instancia, por Dios donde suceden cosas, simplemente, imaginadas. Creo recordar que este era el argumento de una novela de Unamuno muy curiosa en la que el protagonista de la novela quiere hablar con el autor de la novela para que no le mate. Ya puedes, fácilmente, concluir que este idealismo le quita realidad a la realidad. No parece que sea lo mismo un asesinato narrado en una novela que un asesinato real.

(Unamuno lee una novela)

Este idealismo me parece muy literario y sugerente, pero nada más. Si nada está sucediendo realmente (salvo en nuestras mentes o en la mente de Dios) nada tiene importancia. Entonces: ¿no daría igual hacer cualquier cosa?

El idealismo absoluto de Hegel

Otro idealismo exagerado fue el de Hegel. Todo lo que sucede es que el Espíritu se está realizando y, por ello, todo lo que sucede es ideal y real al mismo tiempo. Además lo que sucede, sucede de forma necesaria hacia la autorealización del Espíritu. Nosotros no somos más que momentos de ese Espíritu.

(Hegel es el padre de un idealismo absoluto)

Ni que decir tiene que este idealismo se carga la libertad humana. Si la realidad es un proceso ideal y necesario, más se parece a una gran novela en la que nosotros no tenemos ni arte ni parte. Pero el caso cierto es que no es esa la sensación que tenemos. Al contrario, nos sentimos libres, incluso, como dijo Sartre, ¡libres a la fuerza!

Los peligros del idealismo

El idealismo tiene, en mi opinión, dos peligros: uno es el de quitarle realidad a la realidad y el otro es el subjetivismo. Nuestro Cervantes lo supo caricaturizar en la figura de Don Quijote que veía gigantes dónde solo había molinos.


(Aquí tienes a Don Quijote en pleno delirio idealista)

Esto pasa si perdemos el contacto con la realidad, aunque también es cierto que un realismo como el Sancho Panza, solo interesado en llenar la panza, se queda demasiado corto. Reconozco que una cierta dosis de idealismo viene bien, porque no creo que debamos conformarnos con ciertas realidades. El idealista es alguien que quiere transformar la realidad y adecuarla a sus ideas. Me parece bien pero siempre que éstas sean buenas ideas. Para que comprendas esto te voy a brindar dos imágenes bien distintas:


Este es el bosque encantado del artista vasco Agustín Ibarrola en Oma que, como se ve, está bastante bien. El artista ha proyectado sobre la naturaleza una idea que respeta la naturaleza.



Sin embargo esta otra imagen es bien distinta. Se trata de un bosque quemado, de los muchos que arden todos los veranos como consecuencia de la actuación de los pirómanos. Es fácil concluir que la idea de quemar los bosques no parece muy respetuosa con la naturaleza. Así pues, bienvenido sea todo idealismo siempre que sea respetuoso con la naturaleza de las cosas. Nos servirá para mejorar las cosas y también para moderar nuestro subjetivismo.

¡Bueno, bueno... cómo nos hemos elevado! Me sale humo de la cabeza, así que voy a dejarlo por hoy que juega el Barça contra el Liverpool. Vamos eso creo. A lo mejor es un sueño. Pero no, yo juraría que juegan ahora y yo diría que en este preciso momento que escribo la suerte no está echada, aunque con Ronaldinho y Messi, más la gacela Etoo, en el campo casi diría que sí. Pero ¿quién sabe?
Adiós, que gane el mejor.