Los sofistas
Se trata de un grupo heterogéneo de sabios que acudieron a la Atenas democrática de mediados del siglo V a.C. a enseñar a los jóvenes atenienses a labrarse un porvenir en la política. Los sofistas eran maestros en retórica (el arte de convencer con la palabra) y otros saberes humanísticos. Con la instauración de la democracia el máximo órgano de gobierno de la Polis era la Asamblea. Todos los ciudadanos podían acudir a ella, hablar en ella y votar las leyes. En esta situación, hablar bien y tener buenos argumentos para convencer al resto de los conciudadanos era fundamental. Fueron los sofistas los que cubrieron esta necesidad a cambio de un precio por sus clases.

(Aquí tienes a Pericles, uno de los mejores políticos demócratas, parla que te parla, en la Asamblea ateniense.)
Los sofistas no fueron un grupo o escuela homogénea de pensamiento. Se distinguen hasta tres generaciones de Sofistas: a la primera pertenecieron hombres como Protágoras y Gorgias de Leontini; a la segunda Hippias de Helis y Pródikos de Keos, Calicles y Trasimáco; y a la tercera Antifón.

(Éste es Protágoras, el más famoso de los sofistas)
Su filosofía
Los sofistas en general abandonaron la discusión cosmológica y se centraron en temas antropológicos, éticos y políticos. Con ellos se introdujeron en la filosofía algunas ideas muy conflictivas que hoy todavía seguimos discutiendo:
a) El relativismo: es la actitud intelectual que afirma que no hay una sola verdad sino muchas. La verdad -dicen- es relativa a cada cultura o grupo o persona.
b) El escepticismo: es la actitud intelectual que afirma que es imposible conocer cual es la verdad.
c) El agnosticismo religioso: es la misma actitud escéptica aplicada a la creencia en los dioses. "Sobre los dioses -dijo Protágoras- no puedo saber si existen o no".
d) El ateísmo: otros sofistas, como Critias- fueron más lejos y afirmaron lisa y llanamente que los dioses no existen. Para estos sofistas la religión es un invento de los hombres para que el personal se porte bien.
e) El cosmopolitismo: los sofistas, que fueron hombres viajeros, pronto se dieron cuenta de que los seres humanos somos, en primer lugar, ciudadanos del mundo.
f) La distinción entre fisis y nomos, o sea, entre lo que es por naturaleza y lo que es por convención o acuerdo. Esta distinción es básica para resolver cuestiones relativas a las normas éticas y políticas. En general, se pensó, que las leyes debían respetar la naturaleza de las cosas, pero ya apareció alguien (como Trasimaco) que retorció el argumento y pensó que los seres humanos podemos acordar las normas que nos den la real gana. Y que si se trata de seguir la naturaleza entonces, como en la naturaleza siempre se impone el más fuerte, las leyes humanas no deben proteger a los débiles.
Mi comentario
Sobre los sofistas tengo dividida mi opinión. Por un lado les reconozco aportaciones indudables a la filosofía como su idea del cosmopolitismo, su defensa de la democracia y de la libertad de expresión, su crítica de la esclavitud (a la que consideraron una institución no natural) y el haber fundado disciplinas como la filosofía del derecho y de la religión, y, por otro, encuentro tesis filosóficas contradictorias que me parecen inasumibles como su relativismo y escepticismo radical.
El cosmopolitismo me parece una idea fantástica que vendría bien airear en este mundo nuestro cada vez más contagiado por lo que yo llamo "localismos morales y políticos" y que bien podríamos llamar "boronismo moral y político". Nadie niega que no haya que tener un amor moderado a la tierra en la que se nace y que no haya que reclamar que los del lugar puedan resolver sus asuntos por sí mismos, pero cerrarse en banda a lo que nos viene de fuera (en la era de las telecomunicaciones) me parece de auténticos boronos.
El futuro es el incremento de las relaciones entre los diversos pueblos, el mestizaje, las amplias autopistas y la eliminación de las fronteras. Un futuro más enriquecedor, en mi opinión, que ese patriotismo de tarbena de los nacionalismos que lo único que esconden es un egoismo ancestral que conduce a rechazar al otro distinto de mí. Prefiero, la verdad, ser ciudadano del mundo.
En cuanto al relativismo, creo que es básicamente falso. Hay dos tipos de relativismos: el epistemológico que niega la posibilidad de una verdad en cuestiones de hecho y el relativismo moral que niega la posibilidad de una verdad ética sobre lo que es bueno o malo. El primero creo que se refuta fácilmente poniéndo encima de la mesa algunas verdades absolutas que no dependen de la opinión ni de la perspectiva de cada cual. Por ejemplo: es verdad que estoy escribiendo un blog, es una verdad absoluta. O es verdad que la tierra gira alrededor del sol. En cuanto al relativismo moral tengo que decir que, una cosa es que haya algunas verdades morales relativas a cada cual o a cada circunstancia o cultura, y otra,muy distinta, que no haya verdades morales absolutas para todos. Te pondré un ejemplo bien sencillo. Es verdad que para un niño resultan inconvenientes determinados alimentos que sí pueden ser convenientes para un adulto. Pero también es verdad que hay una verdad absoluta para ambos: todos necesitamos alimentarnos.
Los sofistas toman la parte (hay normas morales relativas) por el todo (todas las normas morales son relativas). Aquí está el truco del razonamiento que hacen los sofistas. Comprenderás fácilmente que, en honor a sus inventores, llamemos "sofisma" a este tipo de razonamientos que parecen correctos pero no lo son.
En cuanto al escepticismo, he de decirte, que un escepticismo moderado y preventivo no me disgusta. Quiero decir que antes de admitir algo como verdadero hemos de ser muy críticos y precavidos. Pero un escepticismo radical me parece fuera de lugar porque, mal que bien, los seres humanos (sin llegar a saberlo todo) hemos descubierto alguna que otra verdad.
Aquí lo dejo porque volveré sobre este asunto al hablar de Sócrates y de Platón. Para estos filósofos los sofistas estaban equivocados. Descubrieron que el relativismo tiene un grave peligro: puede conducir a la violencia y a la ley del más fuerte. El filósofo francés A. Comte Sponville lo explica muy bien, así que te dejo con él:

“Si todo es falso, todo está permitido: se pueden falsificar las experiencias o las demostraciones (puesto que ninguna es válida), equiparar la superstición con las ciencias (puesto que ninguna verdad las distingue), condenar a un inocente (puesto que no hay ninguna diferencia pertinente entre un testimonio verdadero y uno falso), negar las verdades históricas mejor establecidas (puesto que son tan falsas como todo lo demás) , dejar en libertad a los criminales (puesto que no es verdad que sean culpables), permitirse ser un criminal (pues, aún siéndolo, no es verdad que uno lo sea), rechazar la validez de toda votación (puesto que una votación solo es válida si se conoce verdaderamente su resultado)… ¿Quién no ve los peligros que esto entraña? Si se puede pensar cualquier cosa, se puede hacer cualquier cosa: la sofística conduce al nihilismo, como el nihilismo a la barbarie.”
¡Toma castaña!