Las escuelas morales helenísticas a examen

¿No podemos nada contra el destino?

El estoicismo es una filosofía para tiempos difíciles. Su principal argumento para aguantar mejor el chaparrón es el de que todo está ya previsto. Por eso no deberíamos preocuparnos en exceso por nuestro futuro. No lo vamos a poder cambiar, hagámos lo que hagámos.
Esta filosofía me deja un tanto perplejo porque no puedo quitarme de la cabeza la idea (que me parece más cierta) de que los seres humanos algo podemos hacer con nuestras vidas. O sea que no todo está previsto.

Tampoco me parece suficiente consuelo tener que aceptar los hechos (sobre todo si son malos para nosotros) pensando que contribuyen al orden general del Universo. Si te he de ser sincero prefiero un orden del Universo que coincida también con mi propio bien. Quizá fuera por esta razón por la que el estoicismo se vió superado por el cristianismo. Para el cristianismo, en algún momento en el tiempo el Bien triunfará y el mal será erradicado, entonces alcanzaremos la felicidad. Esto quiere decir que lo malo que nos pueda pasar no será la última palabra, porque será reparado.

No te puedo asegurar que esto sea verdad pero creo que el cristianismo dispone de buenas razones que avalan sus tesis (ya las estudiaremos)y, como poco, me parece una creencia que puede ayudar a superar el mal mucho mejor que el estoicismo.
Pónte en el caso de un niño que pierde a su madre y dile, para consolarle, que era algo previsto en el orden del Universo y que tiene que comprenderlo y aguantarse. No creo que eso le deje muy tranquilo, la verdad. Ahora bien, explícale que su madre no está muerta, que le ve desde el Cielo, que le protege y ayuda, que la volverá a ver, y que habrá un tiempo en el que él y su madre vivirán felices por siempre, porque hay un Dios bueno que impedirá un final malo de la historia de nuestras vidas. Explícale esto y ya verás como se consolará mejor.

Estas creencias, no me negarás, hablan de esperanza y de futuro, y resultan mejores para no hundirse en la miseria. Y, ademas, podrían ser ciertas.

¿Quién puede negarlo?

¿Nos hace felices el epicureísmo?

La mayor virtud del epicureísmo es que predica la moderación en todo (como ya hizo Aristóteles). El defecto que le veo a esta filosofía moral es que (si la seguimos en su totalidad) puede convertirnos en unos egoístas redomados. Eso de estar continuamente pensando en el propio bienestar no creo que reporte la felicidad. Más adelante podrás conocer la opinión de filósofos que cifran la felicidad humana en autotrascenderse, o sea, en salir de uno mismo y hacer algo por los demás, por la humanidad o por algún objetivo que no sea uno mismo y no tanto en buscar el propio placer.
También veo alguna contradicción en esto de cifrar la felicidad en el placer, pues en muchas ocasiones es necesario sufrir algo para ser felices. Por ejemplo, el deportista que se sacrifica y entrena para lograr un objetivo deportivo. Cuando lo consigue (aunque haya sufrido) es el hombre más feliz del mundo.
Lo mismo pasa con la amistad. Es cierto que los amigos son necesarios para la felicidad, pero también es cierto que el verdadero amigo es capaz de sacrificarse por el otro. Cuando lo hace acepta sufrir y, aún así, es feliz.

Tampoco me gusta ese consejo de Epicuro de no complicarse la vida.(No meterse en política, no casarse, etc.) No sé, una vida sin complicaciones ¿qué atractivo tiene? Por lo demás, hay situaciones en las que creo que es un deber complicarse la existencia, aunque eso pueda hacernos sufrir o incluso pongamos en riesgo nuestra propia vida. El paso al frente que dió el padre Maximiliano Kolbe (y que le costó a vida), autoinculpándose ante los nazis de algo que no había hecho, para salvar la vida de otra persona (padre de familia), siempre me ha parecido una acción digna y ejemplar que supera con creces cualquier ética del placer que se pueda formular.

(Aquí tienes al padre Kolbe y ésta es su historia: La noche del 3 de agosto de 1941, un prisionero de la misma sección a la que estaba asignado San Maximiliano escapa; en represalia, el comandante del campo ordena escoger a diez prisioneros al hazar para ser ejecutados. Entre los hombres escogidos estaba el sargento Franciszek Gajowniczek, polaco como San Maximiliano, casado y con hijos.San Maximiliano, que no se encontraba entre los diez prisioneros escogidos, se ofrece a morir en su lugar. El comandante del campo acepta el cambio, y San Maximiliano es condenado a morir de hambre junto con los otros nueve prisioneros. Diez días después de su condena y al encontrarlo todavía vivo, los nazis le administran una inyección letal el 14 de agosto de 1941).

Del epicureísmo al hedonismo

Aunque el epicureísmo no es lo mismo que el hedonismo, puede derivar en un burdo hedonismo. Esto sucede cuando reducimos la búsqueda del placer a los placeres del cuerpo. Si solo se buscan estos placeres se corre el peligro de perder la libertad e incluso podemos autodestruírnos. Para que comprendas esto te reproduzco el caso de Kevin, que es el caso de mucha gente hoy. Lo cuenta el filósofo Lou Marinoff que ha puesto de moda las consultas de filósofos. Sí, como lo oyes, consultas de filósofos dónde el personal acude a contar sus problemas y su filósofo de cabecera, en vez de recetarle pastillas, le receta libros de filosofía para que la gente razone un poco y consiga arreglar sus problemas. El tal Kevin debía de estar ya harto de su vida de juerguista y acudió a la consulta del filósofo...

(Este es el filósofo Lou Marinoff que ha puesto de moda en EE.UU las consultas de filósofos- Ya sabes renovarse o morir))

“La primera lección filosófica de Kevin, sin embargo, fue comprender los peligros del hedonismo, que era la filosofía que había seguido durante cierto tiempo sin ser consciente de ello. Un hedonista es básicamente alguien que busca el placer, que valora la obtención de placer, por encima de todo. Los hedonistas se enfrentan como mínimo a tres grandes problemas. En primer lugar, prefieren los placeres inmediatos de los sentidos a los placeres diferidos de objetivos a más largo plazo (y de más larga duración) logrados con la disciplina, el esfuerzo y la paciencia. ¿Por qué es esto un problema? Porque la gratificación instantánea es siempre efímera; así, los hedonistas ansían constantemente más. Esto lleva al segundo problema: sus apetitos no solo son insaciables, sino que necesitan cantidades crecientes de gratificación para mantener sus niveles habituales de insatisfacción. Al principio Kevin quería una copa, una dosis y una chica; pronto quería dos de cada; al final tres o más. Los apetitos de un hedonista no se sacian nunca, pero sus efectos acumulativos en el cuerpo, la mente y el espíritu son realmente debilitantes y destructivos. Y ése es el tercer problema: las ansias de gratificación inmediata de un hedonista puede acabar matándole. Es irónico pero cierto.”

Creo que este texto debes meditarlo en serio. Es un caso práctico que explica la razón de la infelicidad de muchas personas hoy.

¿Es verdadero el escepticismo?

Del escepticismo, por último, debo decirte que todo lo que sea una actitud de prudencia y humildad intelectual me parece acertado. Pero un escepticismo radical, que niega que haya verdad alguna, me parece sencillamente falso. También resulta paradójico: si "nada es verdad" es verdad, ya hay una verdad y el escepticismo es falso.

Pero un escepticismo moderado, que puedes identificar con una actitud de cautela a la hora de admitir verdades, no está nada mal. Este sano escepticismo debes practicarlo siempre para que nadie te engañe.

Hazte siempre dos preguntas básicas:
1ª ¿Eso que me dicen se corresponde con los hechos?
2ª ¿Es coherente?
Con estos dos estiletes llegarás muy lejos, ya lo verás.

El escepticismo no debe confundirse con el relativismo aunque, desde luego, es fácil deslizarse de un escepticismo radical al relativismo. Si nunca podemos estar seguros de cual sea la verdad, podemos llegar a pensar que todas las teorías valen igual. Este paso no me parece muy acertado porque disuelve toda discusión filosófica y la conduce al "todo vale" o "cualquier cosa da igual".

En mi opinión hay criterios para saber por qué unas teorías se acercan más a la verdad que otras en las distintas ramas del saber, tanto en la ciencia como en la filosofía (ética y política incluidas). Y también hay que decir, que poco a poco vamos descubriendo verdades, tanto teóricas como prácticas. No es cuestión de que me ponga ahora a enumerar verdades bien asentadas, tu mismo puedes hacer ese ejercicio. Por ejemplo, sabemos que la tierra es más o menos redonda, que la penicilina sirve para acabar con determinadas bacterias, que el sol es como una gran central nuclear, que es mejor respetar la vida de los demás, no engañar al personal y cosas así. Estas verdades demuestran que tanto el relativismo como el escépticismo radical son falsos.

Esta es otra verdad que puedes añadir a tu lista.

Para terminar he de decirte que si no hubiera verdades por descubrir o si habiéndolas no pudiéramos alcanzar ninguna, no tendría ningún sentido la filosofía, ni la ciencia, ni este blog. Si pensamos y discutimos, es porque esperamos llegar a alcanzar algo verdadero y aclarar un poco nuestra situación en el mundo. En fín que me parece más interesante la actitud el que trabajosamente intenta alcanzar alguna verdad que la del que las niega todas. Y ya verás, si sigues leyendo este blog, como en filosofía también se han descubierto muchas verdades.

Hasta otro rato.