Aristóteles (II)
¿Por qué es importante Aristóteles?
Aristóteles fundó el Liceo, al amparo y protección de las autoridades macedonas. Esta institución se convirtió, junto con la Akademia de Platón, en una de las grandes escuelas de la Antigüedad y estuvo en funcionamiento hasta el siglo V.
(Esta es la efigie de Alejandro Magno, el intrépido y aguerrido discípulo de Aristóteles que, la verdad sea dicha, no le hizo mucho caso a su maestro en cuestiones políticas, porque Aristóteles amaba la Polis y Alejandro terminó con su autonomía y las sometió a su Imperio)
El aristotelismo fue inicialmente rechazado por los filósofos cristianos medievales que estaban más bien en la órbita del agustinismo platónico. Afirmaciones aristotélicas como la corruptibilidad del alma o la eternidad del mundo no casaban bien con los postulados del cristianismo. Pero Santo Tomás de Aquino en el Sg.XIII supo ver en Aristóteles un modelo de pensamiento que, debidamente modificado y completado, podía resultar compatible con el cristianismo.
La filosofía de Aristóteles contenía una serie de elementos que permitían justificar la existencia de un mundo trascendente, como la demostración física de la existencia de un primer motor inmóvil que todo lo mueve, que es a su vez Forma Pura y pretensión de perfección de toda realidad, que fácilmente se podía identificar con Dios.
Santo Tomás adoptó también su ética de la virtud y participó de la idea aristótelica de que el bien de un ser vivo está en el desarrollo virtuoso de su naturaleza. De este planteamiento surgió la idea tomista de la existencia de una Ley Natural común a todos los seres humanos. Esta idea es el fundamento de la teoria de los derechos naturales (iusnaturalismo), desarrollada durante la Época Moderna, y que tuvo su máxima realización en las declaraciones de los Derechos Humanos que se promulgaron a partir de la Revolución Francesa.
Aristóteles fue considerado una autoridad científica durante la Época Moderna hasta que en los siglos XVI y XVII su física y su cosmología fueron criticadas por Descartes y Galileo que rechazaron su visión esencialista y teleológica de la realidad física y la sustituyeron por una visión mecanicista. En la naturaleza no hay esencias y finalidades, sino leyes necesarias y fuerzas físicas que explican todos los sucesos.
Finalmente su idea de que todo conocimiento se inicia en la experiencia está presente en los empiristas ingleses del Sg XVII, como Locke y Hume, si bien éstos rechazaron su teoría de la abstracción de las esencias, proponiendo la generalización inductiva como método de alcanzar verdades de validez más bien probable y no universal.
¿Qué nos queda de la filosofía de Aristóteles?
Aunque la Física y la Cosmología aristotélicas se han visto superadas por los descubrimientos de la Ciencia Moderna, Aristóteles todavía puede enseñarnos muchas cosas. Voy a señalarte algunas:
1º. Aristóteles definió como nadie lo que significa explicar algo en su totalidad y constituye el objetivo final del filósofo. Entender algo es conocer cuál es su causa material (de qué está hecho), su causa eficiente (quién lo ha hecho), su causa formal (según qué modelo) y su causa final (para qué ha sido hecho). ¿Por qué esto resulta hoy interesante?Pues porque es posible que hayamos reducdo en exceso nuestras ambiciones intelectuales. Tengo la impresión de que sabemos algo de las causas materiales del Universo, incluso algo de su estructura o causa formal y de las llamadas causas eficientes "segundas" que actúan en la naturaleza, pero parece que hemos renunciado a saber algo de su causa eficiente última y de su causa final.

(Piensa en el Universo. Los científicos saben algo sobre el material o materiales del que está hecho, algo sobre su estructura, algo de cómo pudo haberse formado y algo sobre las fuerzas que actúan en él, pero desconocen completamente si hay alguien detrás de su producción y no tienen ni idea del para qué. Ya sé que este terreno le está vedado a la Ciencia desde la Época Moderna, pero convendrás conmigo que nuestro conocimiento no será completo y satisfactorio hasta que no tengamos una respuesta a todas las preguntas.)
2ª. Otra idea que me parece fantástica de Aristóteles es la de que hay una esencia o naturaleza en cada cosa que explica el fin propio de esa cosa. Cierto que la filosofía Moderna puso en duda la posibilidad de conocer las esencias. Pero, que yo sepa, el hecho de que no podamos acceder a las esencias no quiere decir que no haya algo en cada ser que determina su desarrollo futuro.
Hoy no hablamos de esencias, pero sí de códigos genéticos. Y yo me regunto: ¿qué es un código genético sino el programa de desarrollo de un ser vivo? Y, ¿no es éste, en cierto modo, el concepto aristotélico de la esencia: un programa de desarrollo que explica que un embrión de lagartaija no sea igual que un embrión de ser humano? Me temo que si Aristóteles hubiera conocido los avances actuales de la Biología, hubiera visto en ese ADN una prueba de que hay una esencia en cada ser vivo, que le hace ser lo que es y no otra cosa, que explica el desenvolvimiento de ese ser.
(Aquí tienes un dibujo que trata de representar el ADN, dónde se contiene el código genético, es decir, el conjunto de instrucciones que dirigen el desarrollo de un ser vivo y que determinan su naturaleza. Lo curioso del ADN es que no hay dos completamente iguales y aún así podemos distinguir claramente los ADN de los diferentes seres vivos por una serie de rasgos comunes que se dan en cada especie. Eso común nos permite distinguir entre naturalezas y puede servirnos de guía para establecer la naturaleza propia de cada ser: lo que tiene de común y lo que le distingue. Y hay otra cosa curiosa: el ADN de un ser vivo se mantiene invariable durante toda su vida, es esta invariabilidad la que nos permitiría hablar de una naturaleza fija.)
Cierto que estas esencias pueden cambiar en la descendencia de los seres vivos como el evolucionismo ha descubierto, pero cierto también que mientras no hay cambios evolutivos las esencias son fijas. Si entendiéramos bien esto, muchos de los inconvenientes que se le ponen al naturalismo ético (a la idea de la naturaleza como guía ética) desaparecerían. La naturaleza de algo es una buena guía ética porque ese algo tiene una naturaleza determinada y fija (mientras no cambie). O sea que mientras tengamos una determinada configuración genética el cianuro nos seguirá haciendo daño y, por eso, no será bueno ingerirlo.
No sé si consigo expresar bien esta idea. Volveré sobre ella en otra ocasión, pues aunque no te lo parezca es una idea que ha dado lugar a muchas discusiones y de la que depende la solución de muchos problemas éticos.
3ª. Su insistencia en descubrir causas finales en todo puede ser útil para descubrir criterios para aplicar a nuestras instituciones y, en general, a la vida práctica. Y así preguntarse siempre por el fin propio (natural) de cualquier cosa, no deja de ser un criterio bastante seguro y objetivo para averiguar lo que está bien o mal. ¿Qué se debe hacer, por ejemplo, en un centro docente? Preguntémonos cuál es el fin propio de un centro docente y averiguaremos fácilmente lo que está bien y lo que está mal. Descubriremos que un colegio o un instituto no es una cafetería y que, por tanto, no está bien estar todo el día habla que te habla en clase. Averiguaremos que tampoco es una discoteca y que, por tanto, no es recomendable estar todo el día con los cascos puestos escuchando a Melendi. En fin, sentido común, que como dice el refrán es, lamentablemente, el menos común de los sentidos.
4º. La ética aristotélica es de un sentido común aplastante y sigue siendo útil en nuestros días. Su criterio del término medio es muy adecuado para saber manejarse en un mundo en el que es fácil caer en los excesos. También su idea de desarrollar todas nuestras capacidades naturales conforme a virtud es muy valiosa. Significa que no somos animales y que, por ello, nuestra felicidad no estará sólo en desarrollar nuestras capacidades biológicas conforme a virtud, sino también nuestras capacidades intelectivas. O sea que, si queremos ser seres humanos completos, también hay que cultivar el espíritu. Un mensaje, me parece a mí, de lo más pertinente para gran parte de la juventud de hoy, siempre inclinada a reducir la felicidad a las satisfacciones biológicas.
La única cuestión que queda un poco en el aire en la ética de Aristóteles es, en mi opinión, la siguiente: ¿Qué pasa si, a pesar de nuestros esfuerzos y de actuar virtuosamente, nos sobreviene una desgracia? ¿Qué pasa si una enfermedad, por ejemplo, nos impide desarrollar nuestras capacidades naturales? ¿Tenemos, entonces, que renunciar a la felicidad? La respuesta aristotélica es: "mala suerte, chico". O sea, que la felicidad no está completamente en nuestras manos y que, además, hace falta un poco de suerte.
No sé, no me convence. La felicidad ha de ser posible a pesar de las desgracias. Han de tener algún sentido y debe haber alguna forma de vencerlas de modo que no nos amarguen la vida totalmente. Más adelante, el estoicismo y el cristianismo tratarán de dar respuesta a estos interrogantes y salvar la felicidad humana, a pesar de que nos sobrevengan desgracias. Los estoicos hablarán de que todo es para bien dentro de un orden prefijado y necesario y el cristianismo hablará de una salvación tras la muerte. Pero de estos dos proyectos éticos te hablaré otro día.
Aquí lo dejo no sea que se sobrecaliente mi cerebro y tenga que estar una semana de baja.
Adiós.