Descartes (II)
¿Qué realidades (o sea sustancias) hay?
Estar en lo cierto sobre la realidad que existe y cómo es ésta, resulta fundamental para saber a qué atenerse en esta vida. Para Descartes (y para cualquier sesudo racionalista) no es lo mismo vivir sabiendo que Dios existe y que somos inmortales que pensar lo contrario. Tampoco es lo mismo saber que somos libres que pensar que no lo somos. Si es verdad que Dios existe y que somos libres e inmortales, entonces la vida hay que planteársela de forma distinta que si pensáramos que Dios no existe. Como diría Pascal (otro racionalista), nos va en ello la eternidad. Así las cosas, para Descartes, hay tres tipos de realidades: el yo, Dios y el mundo físico.
El alma existe
El yo es el alma. Una realidad espiritual que nos permite pensar. Su existencia es indudable pues de lo contrario no podríamos pensar, y, puesto que pensamos es obvio que el yo pensante existe. Dada su naturaleza espiritual el yo es inmortal. Pero el yo es, además, libre, a pesar de estar alojado en un cuerpo físico no libre, o sea, sometido a las leyes de la física.
Dios existe
La razón humana puede demostrarlo a partir de la idea de Dios que tenemos en nuestra mente. Esta idea no hemos podido adquirirla de experiencia alguna, luego está en nosotros o surge en nosotros. ¿Cómo puede ser esto posible? Sólo si Dios la ha puesto en nuestra mente. Este argumento, denominado argumento noológico, ya lo había manejado San Agustín.
Otro argumento que utiliza Descartes es el argumento ontológico que formula así: Dios significa el ser más perfecto que pueda pensarse, si es el más perfecto, ha de existir, pues de lo contrario no sería el ser más perfecto.
De modo que Dios equivale a existencia. Es más, si hay algún ser que puede existir por sí mismo, ese es Dios. El resto de los seres tenemos la existencia prestada. Dios es el Ser necesario y nosotros seres contingentes (lo mismo había argumentado Sto. Tomás). Todas estas razones conducen a Descartes a dar por probado que Dios existe.
El mundo físico existe
El mundo también existe porque estando como estamos inclinados a pensar que existe (y que no lo estamos soñándolo) y siendo Dios, en última instancia, el que ha puesto en nosotros esta inclinación, haremos bien en dar por cierto que el mundo existe. Vamos, que esta vida no es un sueño ni un juego, porque siendo Dios bueno y veraz no nos engañaría al respecto.
Así que Descartes, que es el fundador del idealismo, también es un pensador realista, porque afirma la existencia de otras realidades aparte del propio sujeto.
El mundo físico es, para Descartes, como un gran mecanismo en el que existen a su vez mecanismos por todas partes como los vegetales, los animales y el propio cuerpo humano. Al ser un mecanismo todo se reduce a movimientos y a fuerzas. Unas leyes predeterminadas por Dios desde el comienzo de la creación lo gobiernan todo y es, precisamente, porque Dios (un ser racional) ha dado al mundo unas leyes físicas racionales por lo que la ciencia es posible. Descubrir esas leyes es la tarea de la ciencia.
El hombre: una realidad dual
Llegados a este punto conviene tener claro quiénes somos nosotros. O sea: ¿qué es un ser humano? Para Descartes la cosa está clara: somos un pensamiento (alma, conciencia, yo, mente) alojado en un cuerpo físico. Hemos sido creados por Dios y el yo es inmortal. Su relación con el cuerpo es como la del piloto en la nave (algo así pensó Platón). A esto se le llama "dualismo psico-físico".
(El punto blanco representa la mente o alma, o yo, o pensamiento, o conciencia que está alojado en nuestro cerebro)
La mente puede incidir en el cuerpo (a pesar de que éste es para Descartes un mecanismo) y eso demuestra que somos libres (a pesar de vivir en un mundo dónde todo sucede necesariamente de forma mecánica y en virtud de unas leyes prefijadas por Dios).
Aquí se le plantean a Descartes dos problemas:
1ºEl problema de las relaciones mente-cuerpo: aunque no sepamos cómo, esta relación entre lo no físico (el alma) y lo físico (el cerebro) se produce. ¿Cómo es posible que un pensamiento -que es algo no físico- pueda producir efectos en nuestro cuerpo (que es algo físico)? Y otra preguntita que se las trae: ¿qué es anterior, el pensamiento o el proceso neuronal que se produce cuando pensamos? ¿Pienso que tengo que pasear y las neuronas de mi cerebro se ponen en funcionamiento y dan las órdenes pertinentes al resto del cuerpo o las neuronas son las que producen mi pensamiento? Algo tan simple no deja de ser algo prodigioso, aún hoy, un misterio para la ciencia.
2º El problema de la libertad: ¿cómo si somos seres que utilizamos un cuerpo físico y vivímos en un mundo físico, dónde todo sucede necesariamente, aún así, somos libres? Algunos han solucionado este problema negando la libertad humana (por ejemplo otros racionalistas como Spinoza y Leibniz), pero para Descartes la libertad queda demostrada por el hecho indudable de que el pensamiento puede dudar si quiere y por el hecho cierto de que el pensamiento puede incidir en el cuerpo, aunque no sepámos cómo.
El caso es que si admitimos la libertad humana, tendremos que admitir que no todo está previsto en el mundo físico. Y admitir esto ataca una de las afirmaciones básicas del racionalismo: el determinismo.
Reglas para ser feliz
Así las cosas, ¿cómo conducirnos en esta vida para ser felices?
La respuesta a esta pregunta la encontramos resumida en una carta que Descartes escribe a Mádame Isabel el 15 de Junio de 1645, o sea cuatro años y pico antes de palmarla. La tal madáme parece ser que le había preguntado a Descartes que, sin muchos rodeos, le expusiera claramente cómo diantres se logra la felicidad.
¡Ah, la felicidad... tan deseada y tan huidiza!
Pues bien, Descartes le aconseja seguir tres reglas para ser verdaderamente feliz. Las reglas son:
1ª.-Esforzarse en conocer la verdad.
Particularmente hay que saber:
a) Que hay un Dios que lo ha creado todo, cuyos mandatos son infalibles, por lo que debemos admitir de buen grado su voluntad.
b) Que somos inmortales, lo que eliminará el temor a la muerte.
c) Que este mundo no es nuestra mansión definitiva y no depende enteramente de nosotros, lo que evitará la angustia.
c) Que seremos felices si cumplimos con un designio superior a nuestro propio interés, particularmente con el designio querido por Dios de amar a nuestro prójimo.
2ª.- Cumplir los dictados de la razón y controlar las pasiones y apetitos.
3ª.-Acostumbrarnos a no desear lo que no está a nuestro alcance.
Como puede fácilmente observarse, se trata de una ética intelectualista (como la de Sócrates) para la que es imprescindible conocer lo que está bien para actuar bien. Pero también es una ética platónica y estoica por su insistencia en el dominio de racional de las pasiones y otros consejos como aceptar de buen grado lo que nos pase, pues todo está , en última instancia en manos de Dios. Y finalmente es una ética inspirada en el cristianismo, pues claramente señala que la felicidad está en preocuparse de amar a Dios y a los demás.
("Dios lo ve todo")
El bueno de Descartes falleció relativamente pronto y de forma imprevista. Pero lo llevó bien. Cuentan sus biógrafos que en los últimos años de su vida la idea de un Dios omnisciente y omnipresente le hacía muy feliz. Dios es un ser que está presente en nuestra conciencia. No estamos solos. Sus designios, aunque puedan ser incomprensibles, deben aceptarse. Descartes se aplicó el cuento y parece que aceptó su repentina enfermedad y murió feliz.