
La muerte de Sócrates
Sócrates fue condenado a muerte por un tribunal popular de justicia en la democrática Atenas. Para que entiendas esta condena es pertinente hablar algo de la historia de Grecia. Con la derrota de Atenas por Esparta (y la quiebra de la democracia) los sofistas fueron, en cierto modo, considerados los culpables de la decadencia moral y política de la ciudad. Entre ellos se incluyó a Sócrates, aún a pesar de que su filosofía fue más bien contraria al relativismo y al escepticismo que mantenían los sofistas. Pero Sócrates fue uno de tantos profesores a los que seguían los jóvenes atenienses, y aunque no cobraba como los sofistas por sus clases y su método de indagación -el diálogo-, así como sus ideas sobre la verdad y el ser humano diferían notablemente de las de los sofistas, fue considerado uno de ellos. Así que cuando se restauró la democracia fue considerado uno de los responsables de la corrupción de la juventud y fue juzgado y condenado a muerte. Los cargos: corromper a la juventud y no respetar la religión del Estado.

En esta imagen le puedes ver, tan ancho, a punto de beberse la cicuta aleccionando a sus discípulos sobre la muerte y el cumplimiento de las leyes. Si quieres saber más, no dejes de leer el Critón, un emocionante diálogo escrito por Platón (su discípulo) en el que se narran los últimos momentos de la vida de Sócrates. También es recomendable leerse La Apología de Sócrates, dónde Platón describe el proceso contra Sócrates.
Sócrates sí que creyó posible que la filosofía, por medio del diálogo, es decir, por medio de la discusión racional de tesis opuestas seleccionando los interlocutores la más consistente- podía lograr afirmaciones verdaderas o al menos más verdaderas que aquellas que se aceptaban sin discusión. Estas verdades pueden lograrse si se estudian casos particulares y se procede a encontrar los aspectos universales comunes a todos ellos. A esto se le llama inducción y es un gran invento. Te pondré un ejemplo. Si queremos saber qué es el amor lo que tenemos que hacer es estudiar casos concretos de personas que se aman (el amor que se tienen los amigos, los esposos, las madres a sus hijos, etc.) y encontrar el rasgo común que en todos estos casos se repite. Luego ya estamos en condiciones de formular una definición general sobre lo que es el amor. Esta verdad es, desde luego, revisable si es desmentida por los hechos pero mientras esto no suceda es una verdad mejor que otras definiciones apresuradas y no dialogadas sobre el amor. Por ello, puede decirse que Sócrates no fue un escéptico, al menos en la consideración del escepticismo como una actitud según la cual nada sabemos y nada podemos afirmar. La verdad aunque es difícil de lograr, existe. Y aunque no estemos en posesión de ella, Sócrates tenía claro que unas teorías son mejores que otras si se someten a discusión y logran superar las objeciones que se planteen.

En la cuestión política Sócrates criticó el sistema de sorteo existente en Atenas para escoger a los gobernantes, pues podría llevar al poder a auténticos ignorantes. También criticó el sistema de elección, pues no llegarían al poder los mejores sino los demagógos. Para Sócrates lo ideal es que gobierne el que tenga la virtud política, es decir, un conocimiento de lo que es bueno para la polis, que no es otra cosa que el bien de todos y no el bien particular de unos pocos.
La importancia de Sócrates
Sócrates ha pasado a la Historia como un ejemplo de pensador auténtico, defensor de la libertad de conciencia y del diálogo constructivo. Su influencia en la historia de la filosofía griega fue enorme. Influyó en Platón, que desarrolló y concretó las preocupaciones socráticas sobre el bien, la virtud y la sociedad justa. También influyó en otras muchas escuelas griegas que proliferaron tras su muerte como los Cínicos, los megáricos, los cirenaicos y, posteriormente, en las escuelas griegas del período helenístico como el escepticismo, el estoicismo y el epicureísmo.
La filosofía de Sócrates me parece, en general, una filosofía bastante sensata y acertada. Si tuviera que ponerle un pero yo diría que su intelectualismo moral debe completarse con otras éticas que hablan de la necesidad de adquirir hábitos virtuosos para actuar bien. A veces sabemos lo que está bien y, sin embargo, no actuamos bien por falta de voluntad. Por lo demás no me extraña que Sócrates deslumbrara a sus discípulos y tuviera tanta influencia en la filosofía griega. Fue un hombre que se tomó en serio lo que pensaba y que nos dió un gran ejemplo de autenticidad con su muerte. No quiso huir. No quiso incumplir las leyes aunque hubieran sido injustas con él. Sócrates no le temía a la muerte porque a un hombre bueno nada malo puede pasarle. Esta idea, si la piensas en profundidad, es genial. El mal está en hacer el mal, nunca en padecerlo.