El problema de los universales

Este problema no es otro que el problema de las ideas que ya habían discutido Platón y Aristóteles. El problema es:


¿Qué son las ideas?

Aunque no lo creas este problema es decisivo en la historia de la filosofía. Debes saber -para compender bien el problema- que las ideas no dejan de ser algo muy sorprendente: están en nuestro cerebro pero no podemos verlas. Preguntales a los neurocirujanos qué ven cuando meten un cerebro humano en un scanner. Ni una idea... pero allí están.

Así que las ideas, aunque no las vemos, existen porque podemos pensarlas, escribirlas o hablarlas. Pero, ¿qué tipo de existencia tienen las ideas? Por ejemplo: ¿qué tipo de xistencia tiene la idea de "àrbol"? ¿Existe aparte de los árboles concretos? ¿Existe sólo en nuestra mente? o ¿existe en alguna otra parte la idea o modelo de árbol?
Ten en cuenta que si existe ese modelo en alguna parte (por ejemplo en la mente de Dios que es el autor - en última instancia- de los árboles) quiere decir que existe un modelo ideal que sirve de criterio de verdad para las realidades del mundo. Esto puede parecer complicado pero no lo es tanto. Si existen esos modelos la verdad es posible y el relativismo es falso.
Las respuestas a esta cuestión en la Edad Media fueron las siguientes:


a)REALISMO EXAGERADO:Las ideas son realidades en la mente de Dios. Esta fue la solución de S. Agustín y otros como Guillermo de Champeaux. Las ideas son modelos ejemplares en la mente de Dios. (Esta solución -si te fijas- es parecida a la solución de Platón. Solo hay que sustituir Dios por el Mundo de las Ideas)

b)CONCEPTUALISMO:Las ideas son solo conceptos en nuestra mente. Es la solución de Pedro Abelardo.

c)REALISMO MODERADO:Las ideas existen como modelos en la mente divina (son "ante rem" o sea, antes de las cosas), son la esencia de cada cosa (son "in re", osea, están realizadas en cada cosa, son su esencia) y también son también conceptos en nuestra mente que es capaz de conocerlas tras un proceso de abstracción (son "post rem", osea, surgen en la mente después de conocer la cosa). Esta es la solución de Sto. Tomás. (Parecida a la solución de Aristóteles, si no tenemos en cuenta que para Sto. Tomás las ideas son también algo "ante rem" en Dios)

d)NOMINALISMO:Las ideas son nombres (que pueden ser pensados, hablados o escritos) con los que designamos a realidades diferentes que se parecen. Es la solución de Ockham.

Mis amigas las vacas

Bien, ahora apliquemos la solución de Sto. Tomás (y Aristóteles) y la de Ockham y veámos qué pasa. Para ello debes mirar fijamente a los ojos del animal que ves en la fotografía.

Es una vaca preciosa. No me lo negarás.

Sto Tomás y Aristóteles dirían: esa vaca es una vaca porque tiene la esencia de vaca. Y nosotros tenemos la idea de vaca porque nuestro entendimiento, en un proceso prodigioso y casi inexplicable que nos distingue de los animales, abstraemos esa esencia y formamos la idea o concepto de vaca.

Para Ockham, sin embargo, eso es una vaca porque la llamamos así, pero en realidad es un animal completamente distinto a este otro.


Los dos animales se parecen y es por sus semejanzas por lo que les damos el nombre de vaca.

¿A tí que te parece? ¿Estas vacas son vacas porque las llamamos vacas dado su parecido o son vacas por méritos propios, es decir, porque tienen la naturaleza o esencia de vaca?

La pregunta se puede formular de otra manera: ¿las cosas son lo que son porque tienen una determinada naturaleza o no existe esa naturaleza común y son lo que nosotros decimos que son según unas semejanzas?

Ya sé que las preguntas son un poco enrevesadas, pero así es la filosofía. Y, aunque ahora no lo comprendas, responder adecuadamente a estas preguntas es muy importante. Yo diría que vital. Piensa en lo siguiente: ¿si las cosas no son lo que son, sino lo que nosotros decimos que son, cómo podemos establecer lo que son en realidad?

Consecuencias del nominalismo

Platón, Aristóteles, San Agustín, Sto Tomás -con sus diferencias- piensan que esa naturaleza común existe y que , por tanto, hay ideas universales que conocer para alcanzar la verdad de las cosas. Ockham piensa que esa naturaleza común no existe y que cada cosa real es única y distinta a cualquier otra cosa. Tan solo podemos señalar semejanzas y diferencias y agrupar las realidades que vemos bajo nombres generales.

La solución de Ockham, como puedes imaginar, abre la puerta a un cierto convencionalismo epistemológico que puede conducirnos al relativismo y a una auténtica "guerra de nombres" muy común en nuestros días.

Te pondré un ejemplo:

Un atentado terrorista ¿qué es? ¿Un vil y cobarde asesinato o una acción revolucionaria? Si somos nominalistas podremos acordar un nombre para las realidades que vemos, pero si no lo somos tendremos que descubrir lo que las cosas son, osea, llamar a las cosas por su nombre.

¡Y qué importante es llamar a las cosas por su nombre!

Adiós.