Hola

Hello everybody¡, que quiere decir -si no me equivoco- hola a todo el mundo.
Lo primero las presentaciones. Soy tu profe virtual de filosofía. Un colega me ha explicado cómo se hace un blog y aquí estoy. Ya sé que es una faena, y de las gordas que, además de escucharme en clase, ahora tengas que leerme en Internet. Pero que le voy a hacer: o me renuevo un poco o me muero de aburrimiento. Así que me subo a este tren encantado de poder explicarte la historia del pensamiento occidental con nuevas estrategias. A mí no me eches la culpa: yo no he inventado esto de Internet. Procuraré, eso sí, ser ameno. Te prometo alguna que otra imagen, alguna anécdota, y un lenguaje directo y asequible para hacerte más digerible el rollo que estoy dispuesto a soltarte.

En fin, las vacaciones se han terminado y eso no tiene remedio, de modo que hay que volver al tajo. Cuanto antes te hagas a la idea mejor. El tren ha salido de la estación y tú estás dentro, sentado, y, seguramente, con cara de pocos amigos. Lo mejor es dejarse llevar. Se sufre menos. Esta idea no es mía, es de los estoicos, unos filósofos muy agudos que ya te presentaré en su momento.

Bien, he pensado que como ya tienes un libro de texto de historia de la filosofía, no es cuestión de repetir aquí todo el rollo otra vez. Por eso he decidido dedicar este blog a algo más ligero: iremos al grano. O sea te diré qué es lo más relevante de los filósofos que estudiamos y sobre todo qué aplicación han tenido y tienen todavía sus ideas. En pocas palabras: qué nos enseñan estos sabios personajes.

También expresaré lo que pienso de las filosofías que estudiamos. En más de una ocasión, al finalizar el curso, alguien ha levantado la mano y ha preguntado:

-Oiga profe, ¿a usted cuál es la filosofía que más le gusta?

La primera vez que me hicieron esta pregunta me quedé perplejo."Increíble -pensé-, les interesa mi opinión". Con el tiempo he llegado a la conclusión de que, si uno deja claro que está opinando sobre las filosofías que procura explicar con la mayor honestidad posible, no comete ningún fraude a sus alumnos. Así que, ¡qué caray!, voy a explayarme a mis anchas.

Bueno, creo que ya he escrito demasiado por hoy pero, antes de despedirme ,voy a insertar una imagen. Es una fotografía de lo más relajante de un barquito en el mar que he tomado este verano en una playa de Galicia dónde últimamente me voy de acaciones. ¡Preciosa tierra!
Creo que eso era lo que veían a todas horas los primeros filósofos. Aunque parece ser que, en vez de tumbarse a la bartola a contemplar los barquitos en el mar, les dió por hacerse unas preguntas como las que siguen:

1ª.- ¿Cómo se ha hecho el Universo y de qué está hecho?
(Problema cosmológico)
Alguno, incluso, fue capaz de formular una pregunta aún más difícil:
2ª.- ¿Por qué hay algo y no mas bien nada? ¿Cómo es que es posible que las cosas cambien? ¿Qué realidades hay? ¿Existe el alma? ¿Existe Dios?
(Problema metafísico)
Y, ya puestos a preguntar cosas raras, estos primeros filósofos se lanzaron a otras cuestiones como:
3ª.- ¿Quiénes somos los seres humanos en realidad?
(Problema antropológico)
4ª.- ¿Cómo debemos vivir para ser felices? ¿Qué va a ser de nosotros cuando la palmemos?
(Problema ético)
5ª.-¿Cómo organizar la sociedad para vivir bien?
(Problema político)
Al hacerse estas preguntas estos personajes fundaron la filosofía. Las preguntas se las traen. pero ese es el oficio de los filósofos: hacerse preguntas raras y díficiles sobre el Universo y el ser humano, y tratar de contestarlas con la sola razón humana.
Hay más problemas filosóficos, desde luego, pero todo a su tiempo. Por el momento, creo que ya tienes bastante con estos problemas. Fueron los primeros interrogantes que se hicieron los llamados filósofos en Grecia hace más de 2.000 años. Más adelante, hablaremos de otros. Por hoy basta, no sea que te asustes y abandones antes de tiempo. Debes saber que la filosofía es una actividad intelectual de altos vuelos y que los filósofos siempre estamos al límite, ocupados en las cuestiones más importantes que una mente pueda plantearse.
Tu mismo podrás juzgar, al final, si merece o no la pena ocuparse de ellas.
A mí me parece que sí. Somos seres racionales y lo que más ansiamos es saber el porqué de todo.
Bueno, aquí lo dejo. En algún sitio he leído que en un blog no hay que extenderse demasiado. Lo procuraré. Hasta otro día, que no sé cuando será, porque esto del blog, parece que no, pero da su trabajo.