Nietzsche a examen
Nietzsche es un filósofo fundamental para comprender los tiempos actuales y las filosofías postmodernas tan de moda en nuestros días. Por eso, creo que merece un análisis crítico especial. Te participo que, al respecto, he escrito un breve ensayo que se titula precisamente "Nietzsche a examen". Te hago a continuación un resumen de mis conclusiones sobre el valor de la filosofía de Nietzsche pero te animo a que leas mi obrita.
No verdades, incoherencias e ideas dañinas
En mi opinión, la filosofía de Nietzsche no logra
superar tres “controles de calidad cognoscitivos” que me parecen básicos para
valorar su filosofía y cualquier otra.
El primero es el control
de correspondencia, que consiste en saber si las afirmaciones sobre hechos que hace N. son verdaderas o no. Al respecto he de decir que la filosofía de Nietzsche contiene muchas afirmaciones de hecho simplemente falsas: el mundo no es tan irracional e inexplicable como él piensa. Por el contrario, en el Universo sí hay
estructuras organizadas que pueden ser explicadas por la razón. tampoco es verdad que el ser humano solo quiera imponerse a los demás. También quiere amarles. Que los animales salvajes sean libres y que N. nos los ponga como un modelo a seguir no deja de ser un puro mito. Los animales salvajes no son
libres en absoluto sino que están sometidos al instinto y no pueden hacer sino lo que hace. Por otro lado, N. hace muchas generalizaciones indebidas (no todas las
conciencias religiosas surgen del resentimiento, el ser humano no es solo sus
instintos, etc.) y toma así la parte por el todo.
Otro control básico es el control de coherencia, es decir, debemos examinar si las afirmaciones que hace N. consideradas conjuntamente no se contradicen entre sí. En este punto la filosofía de Nietzsche contiene, algunas
contradicciones generales difíciles de salvar, como la negación de la
existencia de un Yo, que es incompatible con la exigencia de responsabilidades
morales a cristianos y demás “resentidos”.Si no hay un Yo a quien echar las culpas y la responsabilidad moral es un cuento chino de los curas y demás resentidos ¿por qué N. insiste en culpabilizar a todo aquel que no es nietzscheano? O, la contradicción más grave de todas que es su
vitalismo radical que, si lo aplicamos, puede conducirnos,
paradójicamente, a perder la vida.
Y, hay un tercer control que deberíamos aplicar que me gusta llamar control de “beneficio para
todos”. Este control consiste en preguntarse si, de aplicar las propuestas éticas o políticas de N., no dañamos a alguien. Y en este punto es claro que la filosofía de Nietzsche hace
algunas propuestas claramente perjudiciales para todos los seres humanos, como
su alabanza de la guerra como método de progreso o su descabellada idea de que
sean los “fuertes” los que deben dirigir nuestra sociedad y prevalecer sobre los "débiles". Estas propuestas me resultan inaceptables por ser contrarias al bien
de muchas personas.
Lo que Nietzsche nos enseña
En el haber de
Nietzsche están, en mi opinión, algunas críticas a algunos aspectos de nuestra cultura
occidental “platónico-cristiana” que, ciertamente, podemos calificar de
desvaríos que deberíamos evitar siempre. Entre ellos está su denuncia del espíritu envidioso como motor del ánimo
(ya sea religioso o político) de las
personas, su crítica de los escapismos
metafísicos de algunas conciencias que se desentienden del mundo y sus
problemas, su denuncia de la inautenticidad
religiosa cuando se utiliza la religión para manipular las conciencias y
obtener beneficios económicos o políticos, o su denuncia de los gregarismos de las masas que anulan la
individualidad.
También podemos considerar en su haber algunas propuestas filosóficas
como la recomendación de vivir intensamente la vida (el “carpe diem”), aunque
su “carpe diem” no sea tan liberador como Nietzsche cree, y la exigencia de
autenticidad en todo lo que hagamos, aunque finalmente su concepto de
autenticidad no sea coherente y conduzca a la destrucción de nuestra propia
humanidad. Ciertamente Nietzsche no desarrolla estas ideas de forma aceptable,
pero en ellas hay algo de valor si las orientamos de forma adecuada. “Carpe
diem” sí, pero un “carpe diem” orientado a amar a los demás y a mejorar el
mundo. Autenticidad en todo lo que hagamos, desde luego, pero una autenticidad
que sea verdaderamente auténtica, en la que realicemos nuestros verdaderos quereres como el amor
universal y no aquellas pulsiones egoístas que, finalmente, no nos hacen
felices.
Balance final
Como balance final yo diría lo siguiente: creo que
en la filosofía de Nietzsche pesan más los desaciertos que los aciertos pues la
cuestión fundamental es que Nietzsche abandona por completo la idea de la
dignidad del ser humano (idea que defiende insistentemente el cristianismo) y
pasa a considerar a los seres humanos como miembros de una especie animal más.
Esto, desde luego, además de un error, supone cambiar radicalmente el
“paradigma filosófico” en el que ha vivido Occidente desde el surgimiento del
cristianismo.
Nietzsche, no obstante, me parece un
filósofo imprescindible en la Historia de la Filosofía que debemos estudiar con
atención, pero que hay que superar. Nietzsche es una encrucijada de dos caminos opuestos:
uno es el de la irracionalidad y el otro el de la racionalidad. Seguir los
postulados nietzscheanos conduce (si los ponemos en práctica) a la
autodestrucción personal y social. Destrucción personal pues el “amor a uno
mismo” y el “descontrol de los instintos o pasiones” termina por destruir a la
persona. Y destrucción social pues una sociedad guiada por la “ley del más
fuerte” conduce a la guerra y al sufrimiento. Por estas razones, no creo que la
filosofía de Nietzsche pueda servir como ideario filosófico para nuestra
civilización ni para ninguna otra. Simplemente es su veneno.
Pero, dicho esto, tengo que reconocer
que Nietzsche me ha enseñado algo muy
importante y útil: en nosotros hay un punto irracional que puede llegar a
gobernarnos. Conviene conocer ese lado
oscuro de nuestra naturaleza en profundidad
para estar advertidos de lo que nos espera si aceptamos la
irracionalidad como criterio de conducta. Quizás, por eso, conocer la filosofía
de Nietzsche sea tan necesario hoy: nos enseña el camino que no deberíamos
seguir.