Marx no se ocupó demasiado del "materialismo dialéctico" pero dejó establecidas sus bases: la Materia es eterna, todo proviene de la Materia en virtud de una serie de saltos cualitativos y dialécticos que han permitido que de la materia se origine la vida y luego de ésta haya surgido el ser humano.
La naturaleza “trabajadora” del ser humano
La situación del trabajador es, dentro del capitalismo industrial, una situación de alienación, pues el trabajador no se realiza en su trabajo y se ve sometido a unas condiciones indignas de trabajo, percibiendo por ello un salario de mera subsistencia que no le permite llevar una vida humana y digna.
Pero esta situación de alienación puede cambiar si se cambian las circunstancias en las que el trabajador desarrolla su trabajo. Porque, dice Marx (y ahí te va un nuevo eslogan filosófico):
La alienación económica
La situación de alienación básica que padece el trabajador se produce dentro del proceso productivo, es decir, en la realización de su trabajo. Marx detalla esta situación refiriéndola principalmente al obrero industrial del sg.XIX.

(En esta magnífica película se hace un retrato en clave de humor de la situación del obrero industrial sometido al ritmo de trabajo que le marca la máquina.)
Marx distingue en el proceso productivo entre el “sujeto productivo-transformador” y el “objeto producido”. El sujeto -el trabajador-, en la realización del objeto -el producto-, ha de “salir de sí mismo”, entrar en contacto con la naturaleza y los demás (a esto lo llama Marx “exteriorización”) y poner su esfuerzo. Esta actividad produce un desgaste o pérdida de energía (“enajenación de sí mismo”). Hasta aquí no hay nada negativo pues, tanto la exteriorización como la enajenación de sí mismo resultan inevitables y necesarias para producir el objeto. Pero es a partir de la producción del objeto y del modo en que éste es realizado, dónde se muestran los aspectos negativos del proceso productivo, pues dentro del sistema capitalista de producción:
1-El objeto producido no le pertenece al trabajador, sino al empresario, produciéndose lo que Marx denomina “expropiación del sujeto”.
2-El trabajador es utilizado como un medio de producción dentro de una cadena de producción, deviniendo en una mercancía que se compra y se vende. Es tratado como un medio -como un objeto- y no como un sujeto y se restringen sus capacidades e inventiva propias, al limitarse a desarrollar tareas mecánicas al igual que las máquinas que ha de utilizar en su trabajo. A esto Marx lo denomina “reificación o cosificación del sujeto”.
Así pues en el trabajo el trabajador no se realiza así mismo, se encuentra explotado física y mentalmente y no se pertenece a sí mismo, sino al empresario que paga por su esfuerzo un salario miserable, que únicamente le permite llevar una vida miserable. Tampoco puede identificarse con el objeto producido pues ya no le pertenece, sino que pertenece al empresario. Como todas estas circunstancias vienen dadas por el sistema de producción capitalista, la única manera de cambiar la situación de alienación económica es cambiar el sistema de producción por otro en el que el producto del trabajo pertenezca al trabajador y, de este modo, el trabajador pueda realizarse en su trabajo y no sea tratado como un objeto. Esto solo será posible dentro de un tipo de sociedad en el que los medios de producción sean de todos: la sociedad comunista.
Las alienaciones social, política e ideológica
De la situación de alienación económica derivan otras situaciones de alienación de tipo social, político e ideológico.
1-La alienación social: la configuración del proceso de producción, en el que básicamente cabe distinguir entre quien desarrolla el trabajo productivo -los trabajadores- y quien lo dirige -los empresarios-, determina la división de la sociedad en clases dominantes y clases dominadas. Esta división y separación de clases resulta negativa y produce una situación de enfrentamiento entre las clases.
2-La alienación política:tanto el Estado como su sistema legal (alienación jurídica) amparan y protegen el sistema económico capitalista. El estado capitalista es, en realidad, un “Estado burgués” al servicio de los intereses económicos de la burguesía. El proletariado ve entonces al Estado como a un enemigo. No se ha cumplido el ideal hegeliano de identificación con el Estado. Cuando el Estado debería ser de todos y actuar en beneficio de todos, el Estado burgués favorece a la clase dominante, con su política de no intervenir en la vida económica, dejando con ello a su suerte a los más débiles.
3-La alienación ideológica: incluso a nivel ideológico el proletariado se encuentra alienado porque la ideología dominante es la de la clase dominante.Esta alienación tiene dos vertientes:
a)Filosófica: El que la filosofía se dedique a explicar lo que pasa y no más bien a criticarlo, juega en favor de los intereses de las clases dominantes, que de esta manera ven teóricamente justificada su posición dominante. La conclusión implícita de estas filosofías es : “las cosas son como son y no pueden ser de otro modo”. Pero mientras no se produce la crítica de su situación el proletariado se encuentra desarmado ideológicamente y a su mala situación se une una conciencia ideológica alienada por las ideologías dominantes que le “explican” y, por tanto, le justifican la inevitabilidad de su situación.
b)La religiosa:la religión proyecta al hombre fuera de este mundo prometiéndole un mundo ficticio dónde todos sus males serán resueltos. Predica la sumisión y la aceptación del sufrimiento en este mundo para alcanzar el premio del otro mundo. Es “el opio del pueblo” cuya función social es servir de “dormidera” de todos los anhelos revolucionarios y emancipadores de la clase trabajadora. Juega en favor de las clases dominantes que, de esta manera, no ven amenazada su posición de predominio.
El análisis de la sociedad
Lo que define a una sociedad es su modo de producción, o sea, el sistema económico o sistema de satisfacción de las necesidades materiales. Éste, a su vez, viene definido por las fuerzas de producción que son los medios materiales y humanos que sirven para producir y por las relaciones de producción que son las relaciones jerárquicas que se establecen entre los que participan en el proceso de producción. A todo ello lo llama Marx infraestructura económica.
Sobre esta infraestructura se edifica toda una superestructura social (sistema de clases sociales en el que siempre hay unas clases dominantes y otras dominadas), política (sistema de gobierno controlado por las clases dominantes), jurídica (sistema de leyes siempre en favor de los que mandan) y superestructura ideológica (conjunto de ideas y creencias que dominan en una sociedad dada y que siempre son las ideas que favorecen a la clase dominante)
La relación entre infraestructura y superestructura
Para Marx la infraestructura económica condiciona la superestructura social, jurídica, política e ideológica. Esto significa que los cambios en la infraestructura producirán, más tarde o más temprano, cambios en la superestructura. No obstante puede suceder que durante un tiempo se produzcan contradicciones entre infraestructura y superestructura. Un ejemplo fue la situación durante la Época Moderna. Mientras que la infraestructura va cambiando hacia formas de capitalismo la superestructura social aún es típicamente feudal:predominio del poder social y político de la nobleza y el clero. El reajuste se producirá con las revoluciones burguesas del siglo XVIII en el que la burguesía (clase dominante en la economía) se hace también con el poder político, social e ideológico. Infraestructura y superestructura vuelven a estar en consonancia hasta que se presente otra nueva crisis, siempre por algún cambio en la infraestructura.
El análisis de la Historia
Para Marx la historia no es otra cosa que la lucha de clases hacia la igualdad de clases, o sea, hacia la sociedad comunista. Las distintas épocas de la Historia se caracterizan por el modo de producción. Estas fases han sido tres: el esclavismo (que comprende la Antigüedad, Grecia y Roma), el feudalismo (que abarca la época medieval y moderna) y el capitalismo (que surge en a finales de la Modernidad y comprende el siglo XIX). La siguiente y última fase será el comunismo al que se llegará por la ruina del capitalismo que se auto destruirá por sus propias contradicciones internas.
Marx le quiere dar un tinte científico a este hundimiento y habla de leyes (como la ley de la baja tendencial del beneficio y la ley de la depauperización creciente) que conducirán al colapso del capitalismo. Estas leyes explican como el beneficio de las empresas irá disminuyendo, como se formarán monopolios, como se producirán desajustes entre la oferta y la demanda y como se generará paro. En esta situación el descontento social conducirá a la revolución del proletariado que tomará el poder y establecerá la "dictadura del proletariado". En esta fase el proletariado socializará los medios de producción y nos conducirá a la sociedad comunista en la que ya no será necesario el Estado y los trabajadores podrán organizarse por sí solos en comunas, donde todo será de todos y a cada cual se le dará según sus necesidades y se le exigirá según sus capacidades.
Aunque este proceso se producirá de forma necesaria no viene nada mal -dice Marx- ayudarlo mediante la revolución o levantamiento del proletariado.
Anotaciones críticas
1
Ni que decir tiene que estas predicciones de hundimiento del capitalismo no se han cumplido en los países capitalistas. (El comunismo se implantó en Rusia en 1917 que era un país cuasi feudal y con una economía fundamentalmente agrícola). Y, aunque algunos análisis, como la tendencia a la formación de monopolios o los desajustes entre oferta y demanda como explicación de las crisis económicas son correctos, el capitalismo, lejos de hundirse, ha sabido reformarse para sobrevivir. Ahí están las leyes de defensa de la competencia y las leyes antimonopolio que se aplican para garantizar una libre y justa competencia entre las empresas.
El error de Marx, in my opinion, es que consideró que el capitalismo era esencialmente un sistema sin reglas en el que sobrevivía sólo el más fuerte. Por el contrario los sistemas de libre mercado son sistemas con reglas en los que las empresas se esfuerzan en ofrecer buenos productos al menor coste posible, y eso favorece a los consumidores, o sea, a nosotros. Esto no quiere decir que el capitalismo sea un sistema perfecto (ninguna institución humana lo es), pero sí desde luego mucho mejor que las economías dirigidas (como las de la URSS) que, esas sí, han acabado por hundirse.

(Pau Gasol con la camiseta de los Lakers)
Un ejemplo, para que comprendas el "espíritu" capitalista, lo tienes en la NBA, la liga de baloncesto más importante del mundo. Los equipos son empresas privadas que compiten entre sí, pero que deben estar igualados en cuanto a jugadores, de modo que los fichajes se hacen en los famosos drafs, donde anualmente los equipos eligen por rondas a los nuevos jugadores. Y, si alguien quiere fichar a una estrella de otro equipo debe compensarles. Me informan que, por ejemplo, Gasol le costó a los Lakers dos jugadores con los que los Lakers compensaron a los Grizzles, más la renuncia a favor de éstos de elegir en dos rondas de los drafs. De este modo los Grizzles pierden a su estrella, pero pueden compensar su plantilla. ¿Qué es entonces lo que marca las diferencias? Pues el trabajo personal y colectivo, la dedicación, la imaginación, la estrategia deportiva, la buena gestión, es decir, factores que mejoran el juego en beneficio de todos y, particularmente, de los espectadores.
2
La idea que tiene Marx del ser humano me parece un tanto incompleta. Considerar que el ser humano es solo un ser interesado en mejorar su situación material (o económica) y que la solución de sus males está en una mejor subsistencia material es una verdad a medias. O sea, es verdad solo en parte. A mi me parece que el ser humano tiene otros anhelos y que no es como Smeagoll y "su tesoro".
No sé, no sé, creo que hay otras cosas en la vida que deseamos mucho. Por ejemplo que los demás nos respeten incluso que nos quieran.
3
Vaya por delante que el análisis que hace Marx de la alienación económica me parece fantástico. Eso de que el trabajador no se realiza en su trabajo si el producto de su trabajo no le pertenece o si no puede incorporar sus ideas o si es tratado como un objeto, me parece muy interesante. Marca las pautas de lo que debería ser un trabajo satisfactorio y, de hecho, ha inspirado reformas dentro del sistema capitalista. Pero la solución que nos ofrece Marx (que todo sea de todos eliminando la propiedad privada) no creo que pueda lograr esa identificación del trabajador con el objeto producido, que es suyo solo en teoría pero no en la práctica. Para que lo comprendas creo que deberías pensar en el tipo de identificación que despierta en ti el pupitre que usas en clase (que al ser de propiedad pública es de todos) y la mesa de trabajo de tu cuarto (que es tuya).

(Un pupitre escolar típico.)
(Mesa de un cuarto de estudio típico. No sé por qué, pero me da en la nariz que le tienes más aprecio a una mesa de estudio como la de la imagen...)
Creo que es mucho mejor solución mantener la propiedad privada, la libertad de mercado y que el Estado intervenga para asegurar la igualdad de oportunidades y favorecer a los débiles para que todos tengan las mismas oportunidades de progresar. Eso es lo que se ha hecho en los paises capitalistas, que lejos de hundirse y evolucionar hacia el comunismo, se han convertido en los países donde la clase trabajadora vive mejor. Si se elimina la propiedad privada, ¿cómo puede alguien identificarse con los bienes producidos?
Por otro lado el "todo es de todos" significa en realidad que "todo es del Estado", lo que viene a equivaler a "todo es de los que mandan". Esto es lo que pasó en la URSS y dió lugar a corrupción y a una nueva división de clases entre la clase dirigente del partido comunista, que dominaba las estructuras del poder y la clase dirigida de los trabajadores.
4
Tampoco me parece que sea cierta la ecuación que propone Marx sobre la desaparición de las creencias religiosas a medida que la situación económica de los trabajadores mejore. Esta situación ha mejorado en los países capitlistas, y la religión no ha desaparecido. (Tampoco ha desaparecido -dicho sea de paso- en los países comunistas). ¿Por qué? Pues porque la mejora de la situación económica no puede eliminar (como nos enseñan Kierkegaard o Unamuno) la búsqueda, casi instintiva, de sentido que tiene el ser humano. Vamos, que la pasta no lo es todo y que no consigue satisfacer plenamente todos los anhelos humanos. Por ejemplo nuestro aspiración a un amor perdurable, la belleza o la verdad.
5
Otra cosa: eso de que se piensa según los intereses materiales o económicos de clase no es una verdad absoluta. Marx mismo no era un proletario, y, sin embargo, su pensamiento pretendía favorecer al proletariado. O sea que la libertad de pensamiento no se anula tan fácilmente como Marx supone. Es curioso pero es así: podemos pensar lo que queramos.
¡Y menos mal!
6
Por último quiero decir que no me gusta un pelo el recurso a la violencia que hace el marxismo para derrocar a la burguesía e instaurar la dictadura del proletariado. Esta justificación de la violencia ha hecho mucho daño y lo sigue haciendo en la actualidad. Solo tienes que ver cómo la ejercen ciertos grupos terroristas que se definen como marxistas-leninistas como es el caso de la ETA. Para ellos un asesinato es una acción revolucionaria. Esta manera de pensar deriva del marxismo y es bueno que lo sepas. Además, en esta justificación de la violencia hay una contradicción: ¿no va a llegar la sociedad comunista por sí sola? Más sensata me parece la postura de apostar por el diálogo y los pactos entre los agentes económicos y conseguir así por la vía pacífica mejoras para los trabajadores. Ésta fue la vía reformista (frente a la vía revolucionaria) que se siguió en la Europa occidental y sus resultados positivos a la vista están.
Bueno ya le he dado mucha caña a Marx así que lo dejo por hoy.