Hegel

Se le ha llamado enfáticamente el “padre de la filosofía contemporánea”. Yo diría que es el padre de una rama de la filosofía contemporánea que es la que se iniciará con Marx.

Como quiera que sea entender a Hegel es fundamental para entender a Marx y a sus epígonos, que fueron muchos y muy influyentes. Hazte a la idea de que las ideas de Marx se propagaron por todo el mundo y que, aproximadamente medio mundo, durante el siglo XX, llegó a organizarse según las pautas del comunismo.


Este hombre con cara de malas pulgas, como puedes observar en su retrato más conocido, llegó a ser en Alemania el filósofo oficial. Fue rector en la Universidad de Berlín y su influencia filosófica en el ámbito académico fue grande.

La realidad es un proceso racional

Hegel a diferencia de Kant, creyó en la capacidad de la Razón para llegar a la comprensión total de la realidad sin limitación alguna. Los límites que Kant había establecido para el conocimiento humano dejaban fuera a la metafísica. Pero Hegel no se resignó y trató de elaborar una filosofía con pretensiones de explicarlo todo (que es lo que nos gusta a los filósofos): no sólo la realidad fenoménica, sino también su realidad subyacente o nouménica.

Así que Hegel construyó una filosofía que pretendía ser una explicación de toda la realidad, que para Hegel es racional (se puede entender) y tiene un sentido. Pero para llegar a ese sentido hay que tener clara una cosa: la realidad es un PROCESO y no algo estático en el que todos los sucesos están relacionados.Vamos que todo tiene que ver con todo. Entonces, entender la realidad significa contar la historia de ese devenir y llegar a comprender las leyes que lo rigen. Porque, si algo tiene claro Hegel, es que lo que sucede, sucede necesariamente y tiene una explicación.

Pues bien, para este filósofo, la realidad no es otra cosa que el desenvolvimiento y autorrealización del Absoluto ( o sea de Dios). Pero este desenvolvimiento es contradictorio (dialéctico) y atraviesa por momentos de afirmación, negación (oposición de contrarios) y reconciliación (síntesis de contrarios), a la búsqueda de una situación final de suprema reconciliación. A esto lo puedes llamar PANTEISMO DIALÉCTICO (que hunde sus raíces en las filosofías de HERÁCLITO y del racionalista SPINOZA). De esta posición se deriva que toda realidad (nosotros incluidos) formamos parte de Dios y, lo que es más importante, que todo lo que sucede es real y racional al mismo tiempo. Tiene que suceder así, necesariamente, y tiene un sentido dentro de un devenir histórico más amplio. De modo que resumiendo: ¡Adiós a la libertad!

El concepto de dialéctica

El concepto más importante de la filosofía de Hegel es el de dialéctica. Para que lo comprendas tenemos que ir al mercadillo a comprar unas semillas de tomate, luego tenemos que plantarlas, luego esperar a que crezca la planta, regar y regar, quitar las malas hierbas, y esperar hasta que aparezcan los tomates. Este proceso tan natural atraviesa, según Hegel, por tres momentos:


1º. Afirmación: es la semilla.






2º.Negación: es la planta que nace de la destrucción de la semilla.




3º. Reconciliación: es el fruto que nace de la planta y que, de algún modo, asume los dos momentos anteriores (el fruto contiene la semilla y la futura planta).




Pero este proceso dialéctico, que se produce en la realidad biológica, es un proceso más entre otros muchos procesos dialécticos que, si somos perspicaces, sabremos descubrir.


Por ejemplo uno muy interesante que se produce en el mundo de la delincuencia.
Está la ley (afirmación) que prohíbe robar, luego viene el delito o sea el robo (negación) y, finalmente, si pillan al caco le meten en la cárcel y cumple la pena (momento de la reconciliación). Aunque se ha trasgredido la ley, al final la ley sale triunfante con el cumplimiento de la pena y el delincuente se redime.
Interesante.

La dialéctica de la Historia

Pero estos procesos son pecata minuta (que quiere decir asuntos de poca importancia). El proceso que interesa descubrir es el GRAN PROCESO DIALÉCTICO que se da en la Historia, porque, como ya sabes, lo que hay que hacer es pensar a lo grande. Pues bien, en ese Gran Proceso, piensa Hegel, lo que se desenvuelve es, ni más ni menos, que el propio Dios (el ABSOLUTO) a la búsqueda de su autorrealización perfecta, que sólo se logrará después de muchas contradicciones concatenadas que se van superando y así la situación va mejorando hasta la autorrealización final.

Esto para que lo entiendas de un plumazo no es sino una secularización panteísta de la historia de la salvación que propone el cristianismo. No sé si te aclaras pero la frase reconocerás que queda muy bien. Fuera de bromas, quiero decir que Hegel racionaliza el concepto cristiano de la historia, que es un proceso que va desde la situación del paraíso terrenal (afirmación), pasa por el pecado original (negación de Dios) y expulsión del paraíso, y llega a la reconciliación con Dios (redención final).

Bueno esto es quizás algo complicadillo, pero puedes darte con un canto en los dientes, pues si te pones a leer a Hegel por tu cuenta te puede hervir la olla a tope.

En fin que Hegel desarrolló su propia explicación de la Historia que yo te puedo resumir gratis en tres líneas: la Antigüedad griega y romana fue un momento de afirmación del nosotros (o sea del colectivo sobre el individuo), que fue negado a partir de la aparición del cristianismo, que supone la afirmación del yo (la conciencia individual) sobre el nosotros y que concluye con lo que Hegel llama el Estado Absoluto donde ha de producirse la reconciliación entre el yo y el nosotros. Ese será el momento del final de la historia, momento en el que el yo es un nosotros y el nosotros un yo. O sea en el que no habrá conflicto entre el individuo y el Estado.

La influencia de Hegel

Estos planteamientos, recogidos en obras como "La Fenomenología del Espíritu", polarizaron la discusión filosófica durante el siglo XIX y dieron lugar a numerosas críticas, pero también a la asimilación de muchos de los conceptos desarrollados por Hegel. Marx, por ejemplo, rechazó su idealismo pero admitió la idea de la dialéctica y la necesidad de la Historia. Otros como Kierkegaard se rebelaron contra este necesitarismo y subrayaron la idea de la libertad individual. Schopenhauer negó la racionalidad de la realidad y de la Historia y dijo todo lo contrario: Todo es irracional. ¡Toma castaña! Y Nietzsche criticó a Hegel por crear un nuevo Dios para el ser humano: el Estado.

Los más inmediatos seguidores de Hegel se dividieron en dos corrientes: la derecha y la izquierda hegelianas. La "derecha hegeliana" (Gabler y Daub) consideraron cerrada y acabada la dialéctica de la historia haciendo una interpretación conservadora de la filosofía de Hegel, concibiendo al Estado Absolutista Prusiano como la más elevada y definitiva creación de la razón. Los filósofos de la denominada "izquierda hegeliana", por su parte, (Strauss, Stirner, Bauer y Feuerbach) admitieron el esquema dialéctico e idealista de la filosofía de Hegel, pero consideraron que la culminación de la historia no se había cumplido, restando aún nuevos procesos de desalienación del ser humano.

Necesitarismo y panteísmo


De Hegel podríamos hablar mucho más pero creo que ya es bastante con esto. A mi no me gusta su necesitarismo ni su panteísmo porque me parece que ataca el más elemental sentido común. No sé, yo me siento libre y me cuesta trabajo creer que formo parte de un proceso necesario e irreversible.


Tampoco me parece que el tercer momento dialéctico (el de la síntesis o reconciliación) funcione en todos los casos. Por ejemplo, como señaló Popper, en el sucederse de teorías científicas: unas niegan a otras pero no parece posible que se pueda reasumir en la síntesis una teoría falsa. El geocentrismo, por ejemplo, fue negado por el heliocentrismo y ya está. A veces las síntesis no son posibles.

La dialéctica del respeto

Dicho esto también debo decir que no me extraña que su filosofía fascinara a tantos: se trata de un intento grandioso de explicarlo todo con una cierta lógica. Por otro lado nadie puede negar la existencia de procesos dialécticos en la realidad, aunque sea dudoso que haya un Gran Proceso Dialéctico que los engulla a todos. Por ejemplo: me gusta el análisis dialéctico que hace Hegel de lo que podríamos llamar la dialéctica del respeto, aunque la idea proviene de Kant.


Según esta idea los sujetos (tú y yo) lo que buscamos, cuando nos relacionamos con los demás, no es la pasta gansa sino el respeto, que nos reconozcan como sujetos, que nos traten bien, que nos consideren, que nos tengan en cuenta, en una palabra que no nos desprecien (que es lo que peor sienta a un ser humano). Esta es, al menos, la lectura que yo hago de la dialéctica del amo y el esclavo que Hegel explica en la Fenomenología. El esclavo no quiere suplantar al amo, sino hacerle ver que es un sujeto como él y que debe tratarle como tal. Esta idea está inspirando hoy las relaciones laborales en los países capitalistas. El sueldo es importante, que duda cabe, pero también los llamados intangibles, o sea, la consideración en la empresa, el que el trabajador se encuentre a gusto y sea valorado.

(Así deberían salir todos de su trabajo. Claro que sin las grapas para sonreir que lleva este hombre)

Bueno, ya está bien por hoy. Corto y cambio no sin recordar lo que ha sucedido en la Universidad Politécnica de Virginia en la que un alumno pirao se ha cargado a treinta y tantos compañeros. Hoy se han visto los videos donde este energúmeno explica sus asesinatos. Se pueden buscar muchas causas, pero yo veo una bien evidente: este chico rezuma odio por todos los costados. Odio y resentimiento, que no sé de dónde proviene, pero no me extrañaría nada que detrás hubiera falta de reconocimiento y ausencia de cariño. Yo no echaría en saco roto la dialéctica del respeto, aunque solo fuera por seguridad.